jueves, 9 de octubre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 183 O



Encerrado, transportado, encerrado, transportado, embarcado ahora junto a los otros once hombres de un grupo de treinta en un barco del que no conocen destino: qué importaba una mortalidad tan alta cuando el género era tan barato en origen. Prisioneros, maltratados otra vez como esclavos, la vida de Bae no lo ha sido que sólo ha sido dolor.

Esta es la historia que relata a la sencilla pregunta <<¿Por qué estáis aquí?>> de Fausto. Necesitaba contarle a alguien su peripecia terrible. Alguien que no fuera otro retenido o un carcelero. Fausto y Charlotte eran las primeras personas no mafiosas que el grupo veía en meses. A la pregunta <> responde que son los únicos que han aparecido discutiendo como un matrimonio. Que tampoco sabían dónde buscar pues han abierto muchas puertas antes de la correcta. Y que, por último, la cara de espanto de ambos al encontrarlos había sido la confirmación definitiva de que nada conocían de su existencia.

La comparación conyugal que nada gusta a Fausto es suavizada en la traducción para Charlotte. Pero del resto no omite una coma, por dura que sea. A él, que ha apagado su grabadora porque no podía soportar más la escena, le cuesta trabajo digerir la narración. Pero Charlotte, a cada minuto se considera más ingrata con la vida: ni en la peor de sus pesadillas vivió drama tal. Aunque lo mejor está por relatar.


-Pregúntale quién les da de comer.


Charlotte sólo quiere tener identificado al carcelero.


-Dice que un hombre negro, pequeño. Acompañado de otros dos, más altos.

-¡Lo sabía! Desde que los vi bajar por primera vez sospeché de ellos. ¡Hay que matarlos!

-Calla, mujer. Déjale hablar.


-¿Mujer?




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

No hay comentarios:

Publicar un comentario