domingo, 29 de marzo de 2015

AMANECE QUE NO ES MUCHO



AMANECE QUE NO ES MUCHO





Partió aquella mañana,

del año cristiano de mil novecientos sesenta y cuatro,

en fructuosa búsqueda del yo en el ser y su destino.

-Hizo el mundo una pausa colectiva valorativa reflexiva

de por qué para qué con qué

iba él a cruzar este planeta y no partirlo. Puesto que partió…-



Aliados la lógica emprendedora y la distraída metafísica

adoptó medidas de cautela preventiva.

Tratamientos de yogur con soda para cuerpo y mente,

pues el alma ya la entregó en el mismo momento de la idea:

resultó ser una carga prescindible insoportable.



Arrancó al medio una promesa de no retorno

de fuga sin captura y marcha sin arrepentimiento.

Dobló el junco del tiempo hasta el centro de la tierra

y de aquí al firmamento.

Y de aquí al infinito y más allá y viceversa

y ármese un Tiberio si hace falta que ya nada le importa.



Vaga como pena sin alma desde entonces

por esta subcultura, subyaciendo subalterno

por todo lo volátil y lo efímero.

Súbdito de todo cuanto siente

Rey de todo lo olvidado.



¿Por qué será que de nada se arrepiente

y ocurra lo que ocurra lo disfruta?







© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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