domingo, 10 de enero de 2016

YES THEY CAN


YES THEY CAN´T







Ay si Pudiéramos o Pudiésemos, o Pudiesésemos…

Todos haríamos algo.

Grande regular pequeño está por demostrar. Llegado el caso,

ya se verá.




Y desde las nuevas tribunas de cartón

donde inocentes teleñecos se disfrazan de Nueva Política

también daríamos un discurso.

Que comenzando suavemente como una nana susurrada al público

terminara como iracunda soflama arrojada al gentío:

muchedumbre maleable o chinchetada o enrabietada o, simplemente, con hambre.

De venganza.




Si yo Pudiera o Pudiese o, por qué no, Pudiesese,

repartiría piedras entre los pobres para lapidar a los dueños,

del capital y la tierra;

látigos entre los jóvenes para azotar a los rancios gobernantes,

dueños de la libertad y la ley;

fusiles entre los viejos para renacer el espíritu,

de guerra.




Y armado ese pueblo de resabiados arrasaríamos Ferraz y Génova

sin otro afán que el de la tabla rasa. Para los muy campechanos:

la matarrasa.




Sin otro objetivo que disparar y aniquilar al objetivo porque,

ahora sí al fin de este principio de precipicio,

ha llegado nuestra hora que no es otra que la hora de la revancha.




Y con la bayoneta clavada en el reloj de la Puerta del Sol,

serían veinticuatro horas

del gran salto hacia el asalto.

Atrás.

Dad marcha atrás al carrillón. Subid la bola de fuego.

Forzad las agujas hasta la hora convenida que vamos a celebrar otro año nuevo.

A conveniencia porque nos da la gana.

Alzad las copas desgraciados que os llenaremos el buche con Monster y Red Bull.




Quemad el sándalo rociaros con O´ De Patchouli Essential Oil.

O Loewe o Chanel o Carolina Herrera las más modernas.

Restregaros contra el que tengáis al lado.

Entonad la marsellesa que es el nuevo canto de los loros:

venid, venid aquí todos los hipsters las lesbianas los modernos forrados de plumas arcoiris.

Los maricones orgullosos los yayoflautas más furiosos.

Venid a este punto de encuentro e inflexión,

que aquí estamos, en la tribuna,

vuestros hermanos con los pies descalzos.

Solo para que nos los beséis.




Ay si yo Pudiera o Pudiese, o Pudiesese incluso, qué no haría

de lo que no me arrepintiese.

Pero no os desanime este lamento, vecinos vuestros,

porque ellos




Oh Yes,




Ellos Sí Can.













© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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