miércoles, 2 de agosto de 2017

WOMAN IN WHITE


WOMAN IN WHITE






Por qué amanecí aquella mañana con dos muelas desenfundadas como revólveres,

nadie lo sabe.

Contarán las crónicas que me desencajé la mandíbula en una jartá de reír tras otro mitin de Susana La Pesoista Madre De Todos.

Y tendrán razón.




En todo caso, mi secretario Pérez El Ratón Sectario

acordó hora con el dentista.




Ojo avizor.

👁




Ojo al dato porque el dentista no era él

que era ella y obnubilado salí.




Una sustituta que con apenas un cambio de prefijo en 3 letras

ejerció su oficio de meretriz con tesón y buen ánimo.

💋💄




Morena.

Ojos verdes pradera de posidonias.

Voluptuosa de hechuras con dos nobles gemelas

que apoyadas contra mi pecho

extrajo de mí cuanto quiso y yo no me arrepentí.




Con aliento aguardentoso de noche toledana

susurró en mi oído sordo un "quedamos para analizarnos mejor".




Yo sólo pude confirmar con un gesto ayurvédico de cuello rígido

aquella proposición coherente-indecente.




Entre sus manos con habilidad el instrumental.

Entre sus labios no diré qué por ser horario infantil.




De bata para abajo sólo dos largas piernas con que enroscar amantes.

De bata para dentro no más arsenal que la piel.




Con esa presentación, pedí consulta para cada día del año.

Ella, desinhibida y feroz, lo que me dio fueron citas para cada hora del día.




No me esperéis por donde suelo pasear a las mañanas o rezongar a las tardes.




No sobreviviré ni lo pretendo.




Ella no prometió amor eterno.

Yo sólo ofrecí sexo artístico:

ese que está lleno de conceptos inaprehensibles

y propuestas vanguardistas sin futuro ni utilidad.




Con un beso húmedo de anestesia,

llegamos pronto a un acuerdo:




"Quememos tu cama a lo bonzo " -propuse.




"Ardamos como fuegos fatuos" - respondió.




🔥🔥🌋🚀




Os quiero.

Recordadme sólo de vez en cuando.

Con un suspiro al año me conformo.




No me esperéis sentados

pues no volveré por aquí.




Sed malas gentes,

consumid esta vida con hambre canalla.

Pero no dejéis que los queridos amigos se enteren:




os robarán la ilusión y la idea.

Y el dentista volverá a ser un hombre.







© Christophe Caro Alcalde

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