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jueves, 27 de enero de 2011
DISCURSO
DISCURSO
No parece que vayamos a solucionar este pequeño percance.
Por tanto, será más conveniente rendirse a la evidencia
de no cumplir los objetivos.
Han pasado los plazos en que el problema debía estar resuelto,
pero aun con abundante ensayo error,
al inicio es donde se ha vuelto.
Elaboraremos una nueva estrategia
que nos haga cómplices de cuanto suceda.
Así también seremos culpables del fracaso previsto.
Entretanto, convendrá designar tareas según responsabilidad y valía.
Dejo al criterio de quien proceda repartir los futuros nombramientos.
Y a su mano derecha, la grapadora, esa insoslayable tarea
de unir los equipos multidisciplinares, en parejas de a tres.
En breve se prevé una reestructuración,
convendrá pues no derrochar recursos en solventar los actuales
problemas estructurales.
Dese el más profundo sentimiento de responsabilidad
animo a los presentes a no presentarse. Sin antes meditarlo.
No obstante, estoy autorizado a decir que cualquier estrategia
será tenida en cuenta.
Más, las que no sirvan para nada.
A nadie se le escapa el norme interés que despierta en la comunidad
cualquier nueva vía de investigación.
Es para mí, por lo tanto, un honor y un gran motivo de orgullo
dirigirme a los que no escuchan sin otra pretensión
que el entretenimiento.
Habida cuenta de la gran demanda interna que esta actividad
genera.
No quisiera despedirme sin antes agradecer la paciencia infinita
así como tampoco infravalorar los momentos de incertidumbre y,
por que no decirlo, de zozobra,
que hemos vivido.
Gracias a todos por no asistir.
De nada porque yo tampoco estoy.
miércoles, 26 de enero de 2011
MAIN STREET
MAIN STREET
Un perroflauta vacía su lata de sardinas en media barra de pan.
Es su comida del día.
Ayer ganó unas monedas acariciando sueños en la acera.
Léase guitarra, flauta
y un puñado de canciones que escribió cuando era joven.
Soñador joven adulto frustrado viejo derrotado.
Todo un avance vital.
Las sardinas no están mal. El pan, algo peor.
Era pan viejo.
Como el perro. Perro, flauta, corazón. Todo viejo.
De segunda mano en mal estado.
Adquirido en una car boot sale.
Incluso él se puso en venta.
No hubo suerte y se tuvo que quedar consigo mismo.
No obtuvo satisfaction guaranteed.
Lo peor, pensarse y escucharse cada día.
Hace tiempo que perroflauta ha aprendido a prescindirse.
Normal, habiendo escuchado tantas veces que era chusma prescindible.
Ya no lo dudaba: todos los demás no pueden estar equivocados.
En democracia siempre tienen razón las mayorías.
Realmente , él nunca fue un demócrata. Sí un anarquista.
Juerguista y belicista: por matar el tiempo antes de que éste lo mate a él.
Dejó los estudios muy pronto, primer año de universidad de bellas artes,
para luchar por los derechos de los hombres.
En aquel tiempo en que decir hombres incluía a las mujeres.
Ahora se debe especificar con claridad.
Todos nos hemos vuelto más idiotas. Si cabe.
De la bronca callejera, perroflauta pasó a las barricadas.
Así le rompieron dos costillas. Joder, qué dolor.
La policía, a hostias.
De las barricadas a los golpes de mano.
Luego a incendiar comisarías. De represores, decía.
Por el duro camino del luchador inconformista
fue ascendiendo hasta llegar al número uno del escalafón.
Privilegiado puesto que se premia con la cárcel:
seis años y un día.
Abandonó bellas artes, pero en el trullo pudo haber estudiado medicina.
Al menos le hubiera servido para currarse las heridas.
Ni lo uno ni lo otro, y cuando salió,
ya estaba roto.
Las deudas con la sociedad siempre se pagan con la vida.
Aunque haya pulso, hace tiempo que te has muerto.
En la cárcel, el aburrimiento le enseño a tocar la flauta.
Y pegar a la guitarra.
Es la vida para algunos un insulto:
perroflauta terminó por vivir del arte.
Horario flexible: del que se estira más de doce horas.
Movilidad geográfica: de calle mayor en calle mayor.
Grandes relaciones sociales: peatones malhumorados y niños crueles.
Salario según valía más incentivos: unas monedas al día.
Perroflauta terminó su bocadillo y el perro las migajas.
Juntos, comenzaron a aullar La Madeleine.
La suya, joder, sí que era rebeldía.
Perroflauta morirá pronto. No dejará viuda ni hijos.
Ni nadie que le recuerde.
martes, 25 de enero de 2011
REALPOLITIK
REALPOLITIK
A mi vecino sé que le pega su mujer.
No pasa nada: el feminismo está bien visto.
El demonio sólo vive en el machismo. Dicen.
Se disolvió el proletariado para renacer en clase obrera.
Obreras medias, obreras bajas.
Obreras de recortes y rebajas.
Obreras proletarias, otra vez.
No pasa nada: la solidaridad es para los pobres
y su inclinación a las malas costumbres.
Refugiada en la banca y las multinacionales
la clase política debate normas, aprueba leyes,
que a todos protejan de esa chusma indolente y pedigüeña:
la clase obrera.
No pasa nada: todo está como siempre.
Unos reparten hostias con saña,
otros las reciben por costumbre.
Mi otro vecino, el agricultor, no recoge lo que siembra.
Ni lo pretende ni le importa.
No pasa nada: solo quiere subvenciones europeas.
Esas que parece siempre pagan los demás.
El primo del primo del agricultor es ganadero.
Distinto producto mismo sector primario.
Primario básico elemental.
Simple.
Por tanto, ¿qué va a hacer? Pues lo mismo.
Reses de mala raza a cambio de mala paga.
No pasa nada: miles de inspectores
europeos nombrados al efecto
velan por la erradicación del fraude,
sistémico,
y la correcta aplicación del sistema,
endémico.
Países con quiebra al borde del colapso
rocían a su pueblo con el napalm de los impuestos.
Despellejado aquel, berrean, pelean y se matan entre ellos.
Entre tanto, los gobiernos venden deuda pública en los mercados.
En esos especializados en ganado. Ganado humano.
Sociedades de la especulación institucionalizada compran esos paquetes.
Paquetes de esclavos.
No pasa nada: a esto lo llaman las leyes del mercado.
Con las leyes se escribe la justicia.
Y siempre se dijo que la justicia es ciega.
Ciega sí, para no ver lo que está pasando.
Ni defender a estas generaciones de cabizbajos.
Perdidos están nuestros derechos.
Obligados a trabajar hasta morir.
No pasa nada: ¿qué poder no fue sanguinario?
Las tiranías hacen sangre para callarnos.
Las democracias beben la sangre de sus esclavos hasta agotarlos.
Para callarnos.
Grupos de presión hacen lo propio:
con propiedad presionan al gobierno.
Que se note quién es el dueño..
Y el gobierno presiona al resto:
los de siempre. Los esclavos.
¿Cuántas generaciones se deben sacrificar
para recuperar lo perdido en unos años?
¿Cuánto dolor más deben soportar los agotados?
Agotados por el dolor.
A todos los que entregaron su vida por nuestros derechos,
hoy perdidos, hemos traicionado.
No pasa nada: también a esto se habían acostumbrado.
La policía no persigue delincuentes.
No se atreve porque muerden.
Frustrados, muerden ellos, la policía,
a los que no son, delincuentes.
No pasa nada: para eso estamos,
para que nos hostien y encarcelen.
Con nuestros colegas los esclavos.
La pólvora del descontento incendiará parlamentos.
Pero no será aquí porque aquí no pasa nada:
somos carne de impuesto silenciosa.
Y cada cuatro años habla y vota.
Lo que dejan que votes.
Entre tanto, cuando el baile agarrado de la noche electora se esfume,
trabaja calla y paga hijo de puta.
No pasa nada: sólo eres mierda proletaria.
¿Alguien lo dudaba?
lunes, 24 de enero de 2011
DEATH OF A DOG
DEATH OF A DOG
A causa de un perro muerto, pasamos una mala noche.
Tú con tu melancolía, yo por mis tormentos.
Tirado bajo la mesa, tú decías que ese perro ya huele.
Yo que no, que mira cómo se mueve.
De todos los comensales, no hubo uno que se enteró.
Tal vez porque los invitados, fueron convidados de piedra.
Tal vez porque no era cierto, que aquel perro estaba muerto.
Fuese como fuera,
verdad es que el perro nos amargó el festejo.
No sé si por tu impaciencia, o porque soy un poco pendejo.
Carro nuevo carro viejo. Pero al día siguiente no hubo cortejo.
O puede que sí, fue un cortejo fúnebre.
De esos de coches viejos.
Como viejos son los temores, las dudas, las inquietudes.
Creo que esto ya lo vivimos, y por esto
a nuestro entierro asistimos.
Con toda esa comitiva de los fantasmas que aún nos persiguen.
A causa de un perro muerto
tuvimos un desencuentro.
Y no es que estuviera muerto. Bastaba mirarle a los ojos
para ver que tan solo es que no estaba despierto.
Ojos que como en ti, esos ojos eran rojos.
Rojos de melancolía.
Aquel infantil desacuerdo, tanto te revolvió por dentro
que para disimular tu tristeza, al otro día,
te pintaste la cara de alergia.
Ojos rojos otra vez.
Rojo que por aquí, se conoce como rojo inglés.
¿Serán inglesas esas costumbres, por las que nos sentimos tan raros?
Raro es que lo esencial, sea perjudicial.
Como raro es que de tu esencial y mi esencial
extraigamos una sola esencia.
Habrá que combinar, pues, tus perfumes con los míos.
Y rociar con esa fragancia todo el cuerpo de ese perro…
muerto de aburrimiento.
70º
70º
Por alguna razón que no conozco,
o por muchas pues no conozco ninguna,
has vuelto por donde solías:
calle arriba, calle abajo, frente a la estación de Atocha.
¿O era Kings Cross?
Tal vez fuera Gare d´Austerlitz. Anyway, sigamos adelante.
No parece esto importante.
De absenta en absenta y de bar en bar,
aleccionabas a todas con tu no saber estar.
¡Qué modales! Qué ausencia de ellos.
Te vi el otro día, después de tantos años.
Tenías barriga de notario, legañas de cupletista
y la mirada abstraída de artista.
Pero habías perdido toda ambición.
Parece que la vida te trató mal.
O quizás no, pues tú a ella la trataste aún peor.
En verdad, la maltrataste.
Tus piernas varicosas han perdido la seducción.
Tus manos pellejudas aunque gruesas,
amarillas de humo y temblorosas del alcohol
ya sólo dan caricias por dinero.
Por poco dinero.
De seguir así, acabarás pagando por que te den.
Caricias, digo. Entiéndeme bien.
Qué cosas, hay quien nace hijo de puta
y se vuelve puta.
A la vista está que tú también.
Tu cara. Tu cara… de tu cara mejor no digo nada.
Con lo que un tiempo fuiste…
y el asco que aquel día me diste.
No dirán de ti que quien tuvo retuvo.
Hablarán de todo menos bueno.
¡Qué esperabas!
Me cuentan que andas pidiendo en el metro:
para el bus, para el tren. Para todo.
Pero lo que haces es, beber.
Te subiste al tren equivocado. Marcaste tu destino.
Lo torciste.
No podrás recuperar la vida que tenías.
Ni alcanzar los sueños que soñabas.
Todo lo perdiste.
Los amigos que lo fueron, también abandonaron.
Hoy me siento generoso y te deseo lo mejor.
Quizás porque en tu caso, ¡es tan poco!
jueves, 20 de enero de 2011
AHJSALEDS´ DREAM
AHJSALEDS´ DREAM
Ahjsaleds siempre quiso tener un mercedes.
Acostumbrado a trasladarse en bicicleta,
perdía los ojos cada vez que uno le adelantaba.
Al trabajo, por aquellos caminos polvorientos,
en bicicleta.
A su casa, en aquel mísero barrio de casuchas de barro,
y polvo,
en bicicleta.
Al bar de la aldea, lugar árido donde los haya,
y polvoriento,
en bicicleta.
Al partido de fútbol semanal con sus cuatro amigos,
en ese campo de tierra roja,
y polvorienta,
en bicicleta.
Incluso a la boda de su hermana,
casada por dinero con un viejo tratante de ganado,
en una iglesia maloliente y abrasada por el sol,
y el polvo,
en bicicleta.
Por eso Ahjsaleds soñaba con un mercedes.
Para dejar de meter polvo en sus pulmones
cada vez que iba de su casa a alguna parte.
En bicicleta.
De su casa polvorienta.
Cuidado con lo que deseas. Puede hacerse realidad.
Ahjsaleds lo consiguió. Al fin.
Sin cumplir los treinta.
Él, y su bicicleta, fueron arrollados por un mercedes.
Claro, con tanto polvo, no los vio el conductor.
Ni a él ni a su bicicleta.
La muerte fue instantánea.
Con la estrella del mercedes metida en la cabeza.
Literalmente.
Y como la vida en ocasiones se muestra generosa,
Ahjsaleds fue llevado a enterrar al único cementerio en cien kilómetros.
Viaje largo por caminos pedregosos y olvidados.
Y polvorientos.
Su cuñado, el viejo rico tratante de ganado casado con su hermana por dinero
pagó el coche fúnebre.
Un mercedes carrozado. Tope acristalado,
para que Ahjsaleds pudiera disfrutar del paisaje.
Y del coche.
Ahjsaleds alcanzó su sueño siendo joven:
en una semana dos mercedes.
No todos pueden decir lo mismo.
miércoles, 19 de enero de 2011
PRISAS
PRISAS
Me ha faltado el tiempo para poner orden en todas mis cosas.
Para empezar, tirar lo que me sobra. Joder,
qué acopio de objetos inútiles.
Unos por viejos, otros por rotos, otros por demasiado usados.
Otros por ser sólo recuerdos: los más inútiles de cuantos guardé.
¿De qué nos sirve pensar en lo que pasó y no pasó?
Para vivir bien, lo mejor olvidar.
Nada como la felicidad del desmemoriado.
Si hubiera tenido más tiempo, me habría despedido de todos.
A unos con un fuerte abrazo.
A otros, formal apretón de manos.
A algunas un largo beso.
Nada como la felicidad de ese momento dado.
O robado, según el caso.
También habría pedido perdón.
Aunque no hubiera tenido claro el porqué o la razón, pero
por si acaso.
Quedemos bien aunque solo sea una vez. Y disfrutemos,
disfrute él más bien,
del triunfo que oculta quien hace un gesto magnánimo.
Nada como la felicidad del vencedor.
De haber tenido más tiempo
me hubiera gustado regalar ciertas cosas.
Poco de valor tengo, pero mejor repartirlo
que tirarlo.
A uno le hubiera dado mi colección de cubos de hielo.
Para sus días de amor y ron.
A otro mi maleta de viento.
Para sus días de trabajo y sopor.
A otro mi mochila de fuego.
Para calentarse en sus rutas por la alta montaña,
en la próxima que otra vez se perdiera. Como en todas.
A alguna mis tubos de pintura, para poder decirle:
si crees que es tan fácil, ¡háztelo tú, toma!
Al vago de la familia, toda mi herramienta:
¡muéstranos de una vez lo que vales!
Al trabajador de la casa, mi hamaca de rayas azules:
nada tienes que demostrar, es hora de que descanses.
Al deportista un balón:
de oxígeno.
A la cocinera una sartén:
de juguete.
Al filósofo una buena juerga:
sexo drogas y rock & roll. ¡Y deja ya de pensar!
A la deprimida, una entrada para Las Valkirias.
¡A ver si te animas!
A la criticona un diario:
¡empieza por hablar de ti misma!
Nada como la felicidad del que recibe un regalo.
Si hubiera tenido más tiempo
querría haber arreglado todo lo que rompí.
Enmendar el daño causado
Enderezar los días que se torcieron
Acabar con amargas disputas, de las del tipo:
¡eres un hijo de puta!
Tener más paciencia con los que me la quitaron:
por ignorantes, necios o inútiles.
Ser más generoso con los que menos que yo tienen.
Porque siempre hay alguien que está peor.
Puede que, incluso más amable con quien conmigo no fue.
Escucharía más. También a los que nada tienen que decir.
Sonreiría porque eso hace sonreír.
Nada como la felicidad del que se ríe.
Lástima que de todo esto
empecé a darme cuenta
el día que me morí.
martes, 18 de enero de 2011
SEMANA BLANCA. INTERMINABLE.
SEMANA BLANCA. INTERMINABLE.
Felicidades por tu cumpleaños.
Felicidades tardías porque me había olvidado.
Como nos olvidamos de todo. Empezando por nosotros mismos.
La pasta de los recuerdos también es materia caduca.
Como caducaremos tú y yo. Si es que no lo hemos hecho ya.
¿Es un recuerdo o fue un sueño el tiempo que nos prestamos?
Porque darlo, darnos ni un sencillo beso.
¿Fue por ti o por mí que nos venció el frío?
¿Fuiste tú o fui yo el que no se decidió?
Puede que la cautela o la buena educación.
Pero se nos pasó el tiempo subido en un tren expreso
que se perdió de la vista por donde se juntan las vías.
Ese lugar infinito que nunca lo presenciamos.
Por no ser nunca presentes, ¿somos impresentables?
Sí que presentes tengo nuestros paseos de playa.
De aquella semana blanca. Que además de blanca fue santa.
Santa por todo.
Tirándote tú por el barro, porque esquiar, esquiar en realidad no sabías.
Tampoco lo qué querías.
Pasado el tiempo, te vi a lomos de una gran moto.
Paquete de categoría. Parecías… ¿feliz?
Afirmarlo, no sabría.
Igual que no sabría decir si los perros, antes de morir,
te recordaron.
Me dijeron que habías enderezado tu vida con un apuesto comerciante.
Tu vida y tus finanzas, que era lo que pretendías.
Hoy no puedes negarlo: llenas de fotos la pared y la red.
Quizás para no perder la pasta. La pasta de tus recuerdos.
Y de él.
Nada de esto me duele, sin embargo.
Me alegro de verdad por vos.
Viéndoos juntos, parece que hayas recuperado la voz.
Tanto que te atormentaba tener que quedarte callada.
Yo, ya me ves. Poco he cambiado. Soy el idiota de siempre.
Murieron los perros que conociste, y me morí yo un poco con ellos.
Sigo viajando ahora en solitario.
Terminadas dejé mis obras, no obstante.
Las pequeñas y alguna más grande. Demasiado.
Cumplo años, aprendo, olvido.
A veces creo que del aire me mantengo.
Enfermó la higuera, hubo que cortarla.
Vendí el barco y, con el dinero, ahora doy la vuelta al mundo.
Qué paradoja.
He visitado muchas ciudades, la que más me gusta…
Las plantas de la escalera se han quedado marchitas…
Esa vecina del quinto, se casó y marchó del barrio…
Supongo que te alegrará saberlo…
Ya no vienen…
lunes, 17 de enero de 2011
MONDAY MON DIEU!
MONDAY MON DIEU!
A ti que llevas cada noche tu amante a la cama
amante que se llama cansada
y dices que de un tirón duermes
tirón que aquel ratero te dio cuando te robó el corazón.
Que te levantas con cara de lunes, sea martes sea jueves,
y rápido la cubres con tu careta de viernes.
Viernes loco, viernes noche:
nada mejor que una máscara para creer que la vida es derroche.
De felicidad bienestar y alegría. Arriba arriba esta fantasía.
A ti que mal desayunas aunque a tus hijos bien alimentas.
Pero esto no es ninguna sorpresa pues nunca pensaste de tu casa,
¡de tu casa!, ser la primera en la mesa.
A ti mujer bien metida en huesos, coleccionista de años
migas de ilusión y desengaños,
que a la vida das quiebros lo mismo con tu pie derecho que tu pie izquierdo.
Ambidiestra has tenido que ser igual que padre y madre a la vez.
Que dices estar mejor cuando no estás acompañada.
Y no te falta razón pues tiempo ha que has descubierto
que es soledad quien más te acompaña.
Y que ya no buscas razón de por que para que ni con quien.
A ti mujer que aplaudes para poderte reír
que te ríes de lo que está por venir
porque de lo ya pasado demasiado has llorado.
Que tus deseos ya no reprimes,
antes un buen desahogo que permitir te lastimen.
Que son menos tus ilusiones y ya no crees en nanas:
dame para dormir la almohada y para soñar,
para soñar mejor no me des nada. Más duro será despertar.
Amanecida, sí, con cara de lunes.
Que para disfrutar la piel de cuero te enfundas y fugas.
Y húmeda de gasolina suspiras. ¡Te inflamas!
A ti mujer mediterránea que no eres fiel a su dieta.
De Sorolla compatriota. Contemporánea.
Que por esto vives como vives con quien vives:
por tus hijos te desvives y peleas para que sean felices.
Para que sacrificándote a ti, coman perdices.
Que anaranjada es tu infancia y soleada fue el resto,
hasta que quizás por un desacierto,
o por el lugar o tal vez por el tiempo,
será tu vejez, grisácea.
A ti mujer de vocación pacifista pero de armas tomar:
no te ha quedado otra si quieres sobrevivir,
en este mundo de brujas y fieras,
canallas y aprovechados.
En lo de ser un mal elemento no hagamos distinción de sexos.
Pues tanto montó quien tanto nos monta y parece que no les importa.
Que el mundo te puso por montera y ahí te has quedado,
tal vez a la espera,
de que al amanecer, mañana,
sea de verdad domingo.
Para que por fin la vida te dé, ya era hora,
un respiro.
A ti te deseo la mejor suerte,
que no es otra que la suerte que de verdad acompaña,
para que llenes eso que hoy, diría yo, te falta.
Y que tanto niegas, dices tú, porque no te duele.
Protegida tras el muro de tus obligaciones.
Deseo que cuando lo tengas el pulso se te acelere.
Y el reloj del tiempo, ahí, se pare.
Porque ya has recorrido bastante para llegar,
¿tal vez a ninguna parte?
Por eso te deseo que encuentres con los pies en la tierra
la vida que te mereces.
Esa que llene de ilusión tu cielo,
y flotes.
domingo, 16 de enero de 2011
BÉNYAMIN
BÉNYAMIN
A Bényamin le atropellaron la otra noche:
una curva, lluvia, poca luz, conductora inexperta.
Corría Bényamin por el centro de la calzada.
Correr es sano.
Lo reventaron. Completo, de un impacto.
Murió varias veces. La primera,
desangrado:
tiñó de rojo el negro del asfalto y de la noche.
De un rojo… ¿vivo? Inventó un nuevo color:
el rojo muerto.
La segunda desgarrado:
músculo, vísceras y tripas esparcidas por el suelo.
Cual carne picada.
La tercera de dolor:
dolor por no haber alcanzado a tiempo el otro lado.
La otra orilla desgajada por el cuchillo negro del asfalto.
Dolor por no poder asistir a la cita con su amada:
ella le había llamado esa misma noche,
con un grito maullado.
Como se llaman los amantes.
Dolor por no tener ya los hijos que buscaba.
Nació programado. Así era él.
Como todos.
Programado ágil rápido inteligente. Sano.
Muy sano.
Como pocos.
Pelo rubio, ojos claros.
Siempre se nos van los mejores,
se lamentaba una testigo desde su ventana.
¡Malnacido, lo has matado!
Supuso, la testigo, que era hombre el conductor.
Seguramente hombre borracho.
¿Por qué lo supuso?
Nadie recogió el cuerpo de Bényamin.
Poco a poco, otros vehículos lo fueron rematando.
Pisándolo a trocitos. Aplastándolo.
Se volvió plano: Bényamin abandonó la tercera dimensión.
Se quedó en dos.
Con los días, su carne se secó. La sangre evaporó.
Pelo pellejo y suelo. Eso fue todo.
Con las semanas, su mancha oscura fue más oscura que el asfalto.
Recuerdo indescifrable de que ahí perdió la vida Bényamin.
La oportunidad de ser y de sentir.
Con los meses, nada.
Hasta que otro gato fue atropellado
en el mismo punto oscuro.
Entonces recordaron todos a Bényamin.
Pronto lo habían olvidado. La memoria es frágil. Selectiva.
La memoria colectiva, aún peor.
Bényamin, el mejor gato del barrio.
DORITA
DORITA
Con ojos de lástima me miras
mendigando un pedazo de esto que me sobra.
Cansada de esperar lo que no llega,
no llega a pesar de estar tan cerca,
cedes a la tentación de suplicar mejor tumbada.
Que el tiempo a ninguno de los dos nos atropelle
por no poder salir corriendo:
desfallecimiento de esperar ,ambos ahora, lo que no llega.
Corriendo hemos viajado
haciendo camino a la par que caminando.
Largo es el camino en solitario.
Solitarios los dos.
Sin hablarnos bastaba con oírnos.
Soportabas aguaceros lo mismo que cuarenta grados.
Lo mismo lo mismo, que yo.
Solidarios somos en nuestra desventura.
Solitarios quizás en busca de aventura.
Déjate hoy de travesuras
que aún es largo el trecho y está lleno de dudas.
No sé si te preguntas lo que yo no acierto a contestarme.
No sé si hago bien esto que hago.
Ni por que hago lo que hago.
No sé si huyo del, maldito trago,
de tener que soportarme.
Tú ya lo haces:
me soportas y me aguantas.
No protestas, sólo pides.
Aunque no siempre eres recompensada.
Se diría que a veces
sí maltratada:
esas en que el cariño que reclamas
ni aparece ni te es dado.
Desfallecimiento de esperar ,siempre los dos, lo que no llega.
Vida misma.
¿Aún no has aprendido que aquí no hemos venido a ser felices?
Pero hay una duda que sí hemos resuelto con los años:
a nadie importamos.
Lo mejor es que a ti, mira por donde no te afecta.
Lo peor es que a mi ahora tampoco.
Ya me he acostumbrado:
a que las llamadas nadie escuche.
A las visitas siempre interesadas.
A las sonrisas despiadadas.
A la amabilidad sólo fingida.
Al amor enlatado. Al sexo con extraños.
A los abrazos de barra.
A las confesiones de camarero.
A los tratos con un vaso de vino.
Mejor una botella, para amarrar bien el compromiso.
A los gritos de socorro despreciados.
A las noches de vigilia atormentadas.
A la vida en su justa desmedida.
Vida injusta sin embargo.
¿Cuándo no lo fue?, te preguntas.
Me interrogas con tus ojos sabios
que de mi todo lo saben porque observan.
Abandonados fuimos. Antes sufríamos:
por la mala compañía.
Ahora sufrimos:
por no saber a dónde vamos.
Nunca agradeceré tu tiempo Dorita lo bastante.
Perdóname esta distracción egoísta.
Yo ya te perdono
que nunca me dirijas la palabra.
Hablar no sabes ni puedes.
Pero no entremos en detalles, que después,
todo se sabe.
Con ojos de lástima me miras
mendigando un pedazo de esto que me sobra.
Cansada de esperar lo que no llega,
no llega a pesar de estar tan cerca,
cedes a la tentación de suplicar mejor tumbada.
Que el tiempo a ninguno de los dos nos atropelle
por no poder salir corriendo:
desfallecimiento de esperar ,ambos ahora, lo que no llega.
Corriendo hemos viajado
haciendo camino a la par que caminando.
Largo es el camino en solitario.
Solitarios los dos.
Sin hablarnos bastaba con oírnos.
Soportabas aguaceros lo mismo que cuarenta grados.
Lo mismo lo mismo, que yo.
Solidarios somos en nuestra desventura.
Solitarios quizás en busca de aventura.
Déjate hoy de travesuras
que aún es largo el trecho y está lleno de dudas.
No sé si te preguntas lo que yo no acierto a contestarme.
No sé si hago bien esto que hago.
Ni por que hago lo que hago.
No sé si huyo del, maldito trago,
de tener que soportarme.
Tú ya lo haces:
me soportas y me aguantas.
No protestas, sólo pides.
Aunque no siempre eres recompensada.
Se diría que a veces
sí maltratada:
esas en que el cariño que reclamas
ni aparece ni te es dado.
Desfallecimiento de esperar ,siempre los dos, lo que no llega.
Vida misma.
¿Aún no has aprendido que aquí no hemos venido a ser felices?
Pero hay una duda que sí hemos resuelto con los años:
a nadie importamos.
Lo mejor es que a ti, mira por donde no te afecta.
Lo peor es que a mi ahora tampoco.
Ya me he acostumbrado:
a que las llamadas nadie escuche.
A las visitas siempre interesadas.
A las sonrisas despiadadas.
A la amabilidad sólo fingida.
Al amor enlatado. Al sexo con extraños.
A los abrazos de barra.
A las confesiones de camarero.
A los tratos con un vaso de vino.
Mejor una botella, para amarrar bien el compromiso.
A los gritos de socorro despreciados.
A las noches de vigilia atormentadas.
A la vida en su justa desmedida.
Vida injusta sin embargo.
¿Cuándo no lo fue?, te preguntas.
Me interrogas con tus ojos sabios
que de mi todo lo saben porque observan.
Abandonados fuimos. Antes sufríamos:
por la mala compañía.
Ahora sufrimos:
por no saber a dónde vamos.
Nunca agradeceré tu tiempo Dorita lo bastante.
Perdóname esta distracción egoísta.
Yo ya te perdono
que nunca me dirijas la palabra.
Hablar no sabes ni puedes.
Pero no entremos en detalles, que después,
todo se sabe.
miércoles, 12 de enero de 2011
NO
No te daré lo que mereces, ni seré quien esperas.
Los proyectos que inicié por ti, no podré terminar.
Las ilusiones que en mi depositaste
en eso quedarán.
No sé cómo fue que te engañé. Es claro,
que tuve suerte. Y lo logré.
Doblando la esquina coincidimos
tropezamos
nos agarramos de la mano.
Sólo para no caer.
Para no caer entre los brazos.
¿Miedo al dolor,
físico químico,
de vernos el corazón, otra vez,
hecho añicos?
Miedo que no lo fue tanto.
Solo antesala de la admiración y del respeto.
Preámbulo, a su vez, del mejor amor:
el que ya viene emparejado con deseo.
Tarjeta de visita del misterioso, alejado,
acaso inalcanzable lugar
donde de los curiosos los descuidados,
los egoístas los de negro corazón,
la felicidad se oculta.
No todos la merecen aunque todos la busquen.
¿Será por eso tan inalcanzable?
No te abrazaré lo suficiente
Ni te amaré cuanto me pidas.
No será por no querer, será por no alcanzar
ya te lo he dicho,
lo que mereces.
No te daré las alegrías que,
como flor de primavera en la toscana,
cuidas, con amor y mimo, tocas.
Yo soy tu crónica de sucesos, tus malas noticias,
tu tablón de las esquelas y tu esquela.
Yo soy todo lo que no piensas,
que soy.
No te daré lo que mereces, ni seré quien esperas.
Los proyectos que inicié por ti, no podré terminar.
Las ilusiones que en mi depositaste
en eso quedarán.
No sé cómo fue que te engañé. Es claro,
que tuve suerte. Y lo logré.
Doblando la esquina coincidimos
tropezamos
nos agarramos de la mano.
Sólo para no caer.
Para no caer entre los brazos.
¿Miedo al dolor,
físico químico,
de vernos el corazón, otra vez,
hecho añicos?
Miedo que no lo fue tanto.
Solo antesala de la admiración y del respeto.
Preámbulo, a su vez, del mejor amor:
el que ya viene emparejado con deseo.
Tarjeta de visita del misterioso, alejado,
acaso inalcanzable lugar
donde de los curiosos los descuidados,
los egoístas los de negro corazón,
la felicidad se oculta.
No todos la merecen aunque todos la busquen.
¿Será por eso tan inalcanzable?
No te abrazaré lo suficiente
Ni te amaré cuanto me pidas.
No será por no querer, será por no alcanzar
ya te lo he dicho,
lo que mereces.
No te daré las alegrías que,
como flor de primavera en la toscana,
cuidas, con amor y mimo, tocas.
Yo soy tu crónica de sucesos, tus malas noticias,
tu tablón de las esquelas y tu esquela.
Yo soy todo lo que no piensas,
que soy.
TARJETA DE VISITA
TARJETA DE VISITA
En el buzón de la entrada me han dejado una tarjeta
sobada apergaminada y vieja.
En ella puedo leer:
Para los mentirosos, para los farsantes
para los que gritan, para los que no escuchan.
Para los que mal piensan,
para los que piensan que piensan lo que no piensan.
Para los que se esconden, para los que se exhiben
para los que no se muestran, para los que no demuestran.
Para los que gritan, para los que se callan,
para los que murmuran, para los que hablan.
Para los que hablan por no callar.
Para los que persiguen, para los que acosan,
para los que insultan, para los que difaman,
para los que calumnian, para los que infaman.
Para los cobardes, para los traidores,
para los que de frente sonríen, asesinan por detrás.
Todo normal.
Para los que reclaman, para los que aclaman.
Aclaman lo que no es verdad.
Para los que se arrastran, para los que vuelan
para los que vuelan sobre los que se arrastran,
para los que se arrastran cuando creen volar.
Para los que escupen, los que te escupen.
Los que te escupen cuando la vuelta te das.
Para los que se ríen, se ríen de los demás.
Para los que lloran, fingen para pena dar.
Para los que rezan y con el puñal te atraviesan.
También normal.
Para los que se arrodillan pidiendo clemencia.
Y con el puñal te atraviesan.
Qué otra cosa se puede esperar.
Para los que no perdonan, para los que perdón piden.
Piden el que no te dan.
Para los que humillan, para los que desprecian.
Para los que pisotean y menosprecian.
Para los que juran, para los que injurian.
Para los que juran que no les gusta injuriar.
Para todos, para todos.
Iros
Todos
A
Tomar
Por
Culo.
miércoles, 5 de enero de 2011
ChORUS CANT
CORUS CANT
El coro de asustadizos, a gritos interpeló.
Demandando una respuesta, que él no quiso cumplir.
Haz lo que te decimos,
no lo que creas que debes.
Haz como hacemos nosotros, acobárdate y obedece.
No pienses como estás pensando, porque razones no tienes.
No tienes porque no te las damos.
Mejor, te las quitamos.
Y como somos más, acertamos.
Orgullo es lo que te sobra. Por eso estás como estás.
Así te ha ido en la vida, con tu cadena de errores.
Errores, que para ti son razones.
Esto que te decimos, es sólo porque te queremos.
Queremos oírte decir lo que te decimos.
Repite con nosotros, sigue el coro.
Vive asustado, como nosotros lo estamos.
Faltó una asignatura de joven:
llámala chulería, llámala osadía.
Otros, sinvergonzonería.
Llámala atrevimiento, defenderte en el justo momento.
Llámala proteger tu sitio, separarlo del resto.
Otros, mala educación no más.
La vida es como conducir:
no importa lo bien que vayas,
sino con quién te cruces.
Prepárate para los desencuentros, será lo que más encuentres.
De nada te servirán la educación, la buena conducta,
el respeto a los viejos, la atención a los mayores,
la amabilidad con los niños, la cortesía con las mujeres.
¿Por qué sólo con las mujeres?
La obediencia a las normas, fidelidad a las leyes.
No saltarse reglamentos.
Los viejos te tratarán con desprecio, por joven e inexperto.
Los niños se burlarán de ti, por viejo y anticuado.
Las mujeres, éstas te denunciarán si pueden.
Porque pueden.
Las normas leyes reglamentos,
están para hacer de tu vida un infierno.
El infierno de los esclavos maniatados,
para no luchar,
amordazados,
para callar.
Acobárdate y obedece. Pero no creas que por ello vivirás mejor.
Si pegas te acusan, si te defiendes no te creen.
Si te sometes te humillan.
Si luchas te matan. Si hablas,
también.
Sigue la corriente del río. Ríe como la mayoría.
Sigue el canto del coro. Ni más alto, ni más bajo.
Llámalo no tener problemas.
Otros, adocenarse.
Trasnparentarse.
Quizás, desaparecer.
Vivir siendo no más que un fantasma.
Vivir que no es vivir, sino morar. Deambular.
Shhh. Obedece.
lunes, 3 de enero de 2011
MAC
MAC
Y, al final, me querías.
Tarde dijiste que me querías.
Tal vez porque tarde te diste cuenta.
Cuenta te diste tarde porque no querías.
No querías querer.
Querer no querías porque no te quieres.
No te quieres porque no quererte quisieron.
Quisieron, los que no quisieron.
Conflictos en tu mente vi.
Enredado tu pensamiento en pasado. En el tiempo.
¿De qué nos sirve el tiempo que ya es pasado?
¿Te sirvió cuando pasó aquel tiempo?
Por feliz te hiciste pasar cuando aquello pasó.
Pero lo que pasó no quisiste que te pasara.
Y hoy del peso de aquel pasado no te liberas.
Y corres, y aúllas, como una fiera.
Como la fiera herida y acorralada.
Acorralada te veo en tu pensamiento enredado.
Enredado en el pasado, en el tiempo.
Asustada por lo que pueda venir. Acaso pasar.
¿Y si acaso lo que pasa es lo que de verdad quisieras?
Quisieras, ¿quisieras no enterarte de que pasara?
Tu corazón está lleno de ausencias.
De amor que no se te dio.
De lo que se te dio y no debió.
De quienes ignoraron que pasaba, lo que pasó.
De quienes creerte, no quisieron.
No quisieron porque no te quisieron.
Porque no te quisieron, hoy no te quieres.
¿Cómo seguir adelante cuando tus pies se quedan atrás?
¿Cómo escalar los montes que tanto te atraen,
con el peso que a la espalda llevas?
¿Cuánta es la fuerza que necesitas, para hacer lo que,
de verdad,
quieres?
Tanta como hoy te falta.
Pues toda la tienes gastada en, eso que llaman,
vivir.
Vivir que es tu sobrevivir.
Y a veces, a veces sé que deseas morir.
Que no eres capaz de ver las razones, para pensar lo contrario.
Así que sigues viviendo, que es muriendo contra ti misma.
Sé que hoy te paseas por casa, desnuda de deseos y ropa.
Desnuda de todo lo que te sobra.
Tu cuerpo muestra las cicatrices, los jirones que te hicieron los años.
Más, aquellos en que eras un cuerpo pequeño.
Tiempo en que a vivir comenzabas, y tuviste,
como siempre,
que luchar por sobrevivir.
O por no vivir lo que estabas viviendo.
Callada, silenciada. Con miedo.
Aquel silencio forzado, es hoy el que más te pesa.
Porque a pesar de los años,
son fantasmas que no liberas.
No liberas porque no te liberan.
Acurrucada en tu cama, sueñas con que todo pasa.
Y lo que te gusta se queda.
Sueñas con que no ha pasado, eso que no has olvidado.
Pero la verdad te ahoga. Abrasa.
Quemada estás, quemado has tus heridas.
Las que no cicatrizan.
Arrancarte a pedazos la carne que te mancharon,
también quisieras.
Sabes que no podrá ser.
Un traje de papel te haría
para que en él escribieras
todo lo que quisieras. Quisieras, que te pasara.
Y que el resto,
se te olvidara.
Pues ni te pedirán perdón, ni por ello te sentirás mejor.
Vuela. Vuela.
No revivas. Vive.
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