METRO
Visité por
accidente el territorio otrora conquistado
de tus
actividades subversivas.
La pradera
sin flores donde surgieron las escaramuzas
que sin
planearlo culminaron en tu primera batalla con victoria.
Todos lo
vieron:
sin salir
de tu tienda de campaña
alimentándote
de sobras
y sin
despegar tu culo del suelo,
aquel tour
de forcé entre el ejército regular de la soberbia,
regularmente
alimentado y mantenido,
y el bando
improvisado de la protesta,
regularmente
escaso de oportunidades y medios,
fue para
ti.
Todos lo
vieron porque todos los medios quisieron:
porque todos
con tus protestas ganaron;
primero publicidad
luego dinero.
Y en el
campo de batalla sin flores de tu acampada
sembraste
tus primeros Pensamientos.
Gracias a ellos
pensaron todos:
que tenías
razón, que este era el momento de cambiarlo todo.
A tu
mensaje salvador se plegó la sociedad de parias.
En ti encontraron
la esperanza que perdieron.
Renació por
tus palabras la ilusión tantas veces muerta y enterrada.
Triunfaste sí.
Y se llenó
tu ejército de voluntarios al grito de reacciona
e indígnate
conmigo.
Hermosos esos
inicios de un prometedor futuro,
haciendo de
la defensa personal la colectiva.
Contraatacó
el bando enemigo como suele:
arremetiendo
con su peor arma, la soberbia,
y sus
mejores soldados:
excepcionales
policías del estado. De excepción.
Ebrio de
idealismo y respuesta pacífica
no quisiste
defenderte.
¡No son las
armas el camino! –decías.
Gandhi en
el corazón y la chilaba.
Pues con las
armas se abrió camino el enemigo y te venció.
Visité por
accidente tu antiguo territorio,
combatiente
de brazos caídos y mensajes olvidados:
Indignado.
Han ocupado
tu plaza los poderes con el árbol del triunfo:
de color
verde y alumbrado infantil navideño.
Será para
enternecer falsamente.
Pisotean tus
Pensamientos los paseantes con sus botas de pasarela,
sus bolsas
de compras de moda y sus prisas de whatsapp.
Los mismos
que antaño te aplaudieron
hoy machacan
tus flores y consumen productos y servicios,
que tanto iba
a renovar el cambio.
Pero no
todo es como antes:
aprendió el
ejército enemigo la lección.
De tu
ejemplo extrajo conclusiones y estrategias.
Al pueblo:
más sumiso cuanto más machado.
Más dócil
cuanto más asustado.
Indignado de
pasatiempos y esquela municipal:
por no
quererte defender luchando, perdiste.
Por tu
derrota,
te
olvidaron.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE