SIN PARADAS
Abandonaré este juego
de la vida y de la muerte
por donde la mayoría
suele:
Puerta de emergencia
directa a la vía.
Del tren.
Ya nunca más podré
decir que no tomé el tren de la oportunidad
cuando rodando pasó ante
mis narices. O mis pies.
Pronto, rodaré yo con él.
Cansado me he de oíros
decir que todo os va tan bien.
Como cansados están de
oírme y oírnos lamentar de lo contrario:
no por habitual resulta
menos carga. Menos dolorosa menos espada.
Simples son mis
argumentos como fueron todas mis soluciones.
A problemas complicados
que no supe hallar el resultado
a todas esas mías tentaciones.
Me dejé llevar por lo
inservible o perecedero; siempre lo erróneo.
¡Qué poco duran los
productos frescos!
Me dejé arrastrar por
la corriente de mis convicciones;
siempre convulsas
siempre profusas siempre, quién lo diría,
difusas.
Nada estaba tan claro como
que todos esos caminos llevaban
a ningún lado.
Claro hoy como oscuro
entonces. Soy un hombre pues de claroscuros
eligiendo el lado equivocado
en cada tiempo.
Me busqué la vida creí
que la encontraba.
Lo que encontré fue una
trampa.
Un camino sin salida
una carretera que nunca sería terminada
una vía muerta y cien
veces rematada.
Lo que encontré y me lo
creí y me lo quedé y lo defendí
no era nada.
Nada en el vacío nada
en la absoluta nada.
Sigo apostando en esta
ruleta rusa que es la vida.
Qué paradoja porque
nada gano si no sale la bala.
Todo pierdo si ésta se
dispara.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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