BANQUILLO
Afirma el magistrado
que se hará justicia en este caso.
Que no acosará a los
inocentes que declararán los testigos la verdad
que a la cárcel irán
los imputados:
¡hágase justicia que
justicia sólo hay una pura libre auténtica!
A la postre imputado viene
a ser sinónimo de condenado.
Claro que todo esto lo
dice porque hay un micrófono grabando.
Son los medios el tribunal
supremo que juzga a sociedad y jueces.
A solas en su despacho
sabe éste muy señor y juez cómo van las cosas,
o debería si es de
aquellos que no viven en el reino de los cielos
y está más próximo a
nuestro imperio de condenados el infierno:
-Declararán los
testigos siempre la verdad. A ambos lados,
llámese también
contraverdad.
-Jamás la policía
judicial aporta y defiende pruebas falsas.
-Por los calabozos y cárceles
sólo hay ratas y culpables:
hermanos de sangre a
los ojos de los que se dicen inocentes.
-Los inocentes de
verdad, de los dos lados de la verdad,
nunca acaban en la cárcel.
A solas con sus
sentencias y las de miles de colegas
repasa el señor juez
todos sus casos.
Los ciertos y los
falsos.
Revisa sus fallos, que
nunca lo son si rubrica magistrado:
son aciertos.
Y las dudas de por dónde
se llega a la verdad
roen como las ratas de
los que no eran culpables.
Tratados fueron como
ratas. Por lo que se ve, ¡hay tantas!
Esa verdad quiere
atrapar hoy el juez si tiene conciencia.
Sabe que si tiene
conciencia, lo que no tendrá es paz.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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