miércoles, 29 de mayo de 2013

SERVICIOS PUNITIVOS


SERVICIOS PUNITIVOS


Hartita de no ser famosa tomaste medidas drásticas:
cansada que tú estabas de ser para los demás, nada.
O ser en realidad alguien que a nadie gusta qué es.
Bruja de cuento triste malvada en una novela mala.
Borracha en toda fiesta la del zapato roto en el baile.
Protagonista en cada funeral: en todos prendes el deseo
de ser la próxima en enterrar.

Como esto no lo esperabas tomaste, ya se ha dicho, medidas bárbaras.
Del balcón de tu casa has colgado un cartel, donde todo el que pasa
en letras de colores chillones pueda leer: ¡Aquí estoy yo!
Al lado de un altavoz que a grito pelao reclama:
¡Deteneos mediocres todos!, ¿aún no sabéis quién soy yo?

En el coche fúnebre que conduces has tuneado con luces
un logo y tus iniciales. Sobre el asfalto de noche proyectas
tu estela como las estrellas.
La tuya será estrellada que del mismo suelo no pasas.
Las farolas del barrio has llenado de pegatinas
ofreciendo tus mejores servicios: -Histérica a 24 h.
la chupa por cuatro centavos-.
Por poco más te la clavan.
No saben que por capricho y por nada, a todos se la clavas tú.

Con cada día que pasa pareces rejuvenecer. Es por ese fondo de armario
que has hecho desaparecer. Hoy vistes como una muñeca
y te comportas igual que una niña. Rabieta aquí pataleta allá
escenita en todas partes.
Que sepan las competidoras cuándo ha llegado la dama.
La dama más puta entre todas las putas damas
que fingen ser una dama cuando saltan de cama en cama.
Nadie ose a ti llevarte a la cama, o no verá la mañana.

Por unas botas de marca abandonaste las albarcas del huerto.
Otro error grave de cálculo: no tenías costumbre no era tu número.
No te dejó el orgullo contarlo.
Cambiaste los pies por muñones, y así metidos en cascos
con gruesa herradura de hierro fuiste a trotar por los campos.
Hablan que te perdiste, allá por el lejano hostil.
Pues por oeste lo confundiste.
Dicen que ocho cuatreros te secuestraron. Que te bajaron los humos
poco después de las bragas.
Lencería fina la tuya con que ocultar las espinas.

No gustó el truco al grupo que prefirió a violarte, rajarte.

Cuentan y esto no sé si es un cuento, que antes de degollarte
agonizante dijiste: ¿Es que no ves quién soy yo?
Comentan distintas fuentes y esto debe ser cierto
porque a la vista está de cualquier viajero despierto,
que teniendo por cruz dos palos de acacia sobre tu tumba,
alguien, tal vez un caminante piadoso
tal vez tu asesino que se apiadó de nosotros,
con un cuchillo talló:

Aquí está ella.  

  

© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

lunes, 27 de mayo de 2013

EL PROCESO

EL PROCESO


Por gritar contra el régimen vinieron a detenerte.
Imbécil, qué esperabas, ¿acaso que te escucharan?
En señal de advertencia por tener ideas propias;
impropias de un estado policial.
En señal de amenaza para quien ose seguirlas.
Propio actuar de este estado policial.

Te esposaron como a un ladrón. Insultaron como a un asesino;
incluso, tus propios vecinos. Amigos del linchamiento estos y aquellos.
Te golpearon como a un informante te torturaron como a un activista:
por los derechos humanos los únicos en tener derechos,
¿para esto los inventamos?

De comer te dieron sopa de cebolla. De rabo de cebolla.
Para dormir cama de hormigón, por compañía las ratas de la memoria.
Todo bajo las cámaras no fueras a suicidarte tragándote tus palabras:
quiere el régimen que lo hagas pero busca que no se note
o comprometerás al estado. Mejor que parezca un accidente. Desgraciado.

Noventa días de detención con sus noventa noches de palos,
posterior a noventa tardes de cables
en garganta para que calles en genitales que hables,
sólo de lo que conviene,
parecen ser suficientes antes de confesar ante el juez
que eres responsable de todo:
mataste a King en un barco a Kennedy desde un aeroplano
a Ghandi fue de hambre. 

Afirmo señor juez convencido que soy el peor enemigo
de este régimen de bien intencionados.
A las feministas reprimo exigiéndoles contar la verdad.
A los gais insulto llamándoles oportunistas.
Contra la iglesia blasfemo cada vez que reclamo un poco de caridad.
A la casta política ofendo exigiendo participar.
El poder económico dinamito pidiendo mejor reparto social.
Al Supremo he ensuciado cuando afirmé que eran colocados a dedo.
A los inmigrantes mancillo diciendo que son unos desintegrados.
Las putas unas ligeras de ropa los policías compañeros de porra
traficantes gente muy puesta verdes gente protesta.

Sí señor juez pido un justo castigo por haber atentado contra el régimen.
Imbécil, qué esperaba:
pensé que era una democracia esta tiranocracia.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

CAMBIO DE TENDENCIA

CAMBIO DE TENDENCIA


Ya no invitas a nadie a tus fuegos de campamento:
barbacoas de jardín con amigos bebida y buena carne.
aquellos eran buenos tiempos. Y ellos, parecían amigos.
Todo pasó sin saberlo, ni tú ni los demás:
cuando creíais en una felicidad sencilla y duradera.
Sin más pretensiones que una mesa abastecida y agradable compañía.
Productos de la tierra, nada de importación pues tampoco se pretendía,
y tardes para regalarte el tiempo que fuese necesario.
Vino de crianza cerveza fría: antidepresivos naturales para un estrés tolerable.
Carbón vegetal brasas abundantes aceite de oliva virgen extra:
olor a satisfacción, humo que se disipa como la felicidad.
Puritita vida de contemplación en los años pacíficos del ciudadano medio.
Tal vez, ¿sin clase?

Apenas un lustro ha bastado para cambiar el jardín por un refugio.
Salvavidas.
Bunker antidesastres en el que te ocultas cada día
de estos que pasan sin clemencia.
Al abrigo de un tornado empeñado en no dejar vida en pie.
Seremos arrastrados o viviremos arrastrados. Tal vez como gusanos.

Atrás quedó todo disfrute prescindible. Por superfluo hoy te dices.
Por innecesario te conformas.
Quizás por no poder pagarlo.
Hoy para beber lo indispensable: agua de grifo.
Para comer lo justo: pasta legumbres y patatas.
Para celebrar lo mínimo: ¿qué tal el hecho intrascendente
de que aquí seguimos vivos?
Aunque solos.

Ya no vienen los amigos, que no hay fiestas de guardar
ni con qué viandas hacer.
O no se acercan por temor a lo que vayas a pedir.
Ya no hay el descanso merecido del guerrero en su castillo.
Hoy estamos todos sitiados por un enemigo más invisible y poderoso
que el dios al que reclamas unos minutos de alivio.
Un mero gesto de respiro un descanso en la batalla un alto en el castigo.
En vano añoras aquel tiempo ya pasado. No volverá.

Resígnate o muere en el intento.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

sábado, 25 de mayo de 2013

SE BUSCA VIVO

SE BUSCA VIVO


Me hago llamadas perdidas, unas diez veces al día.
Me dejo mensajes de cariño en el muro; también en la pared de mi casa
no vayas tú a creer que es en el feisbuc sólo.
Me envío correos electrónicos, con chistes estúpidos
y avisos de cita urgente. No acudo por temor a perderme:
me propongo en sitios exóticos y paraísos de ensueño, siempre.
En los que nunca he estado y no será por falta de querer.

Me lanzo ráfagas de guasap con fotos de mi mejor perfil:
sonrío a la cámara y a todo aquel que quiera verme.
Tal vez escupirme.

Mi amistad ofrezco en la sección de contactos. Y lo que pueda surgir.
En ocasiones me llamo y hasta ahora, nunca contesto.
Temo decirme que sí. ¡Siempre te estuve esperando!

Me escribo cartas anónimas ofreciéndome cariño compresión y respeto.
Si acaso, algo de amor.
Recibo flores que encargué el día anterior. Nunca acierto el color,
sí el olor.
En mi buzón dejo notas redactadas a vuela pluma y la prisa de un suicida:
leídas con furtivismo las oculto bajo el colchón, por si acaso.

En el tablón de anuncios del barrio he colgado ayer un anuncio urgente:
“Perdido hombre blanco sin hijos mujer ni cargas, busca encontrarse a sí mismo.
Ruego a quien conmigo dé tenga un trato correcto. Es un ser inofensivo.
Se gratificará: a él con un largo abrazo.
A ella con un largo muy largo beso.”

Qué más se puede esperar.


 © CHRISTOPHE CARO ALCALDE

A PESAR DE TODO

A PESAR DE TODO


Estoy en un momento transitorio. En fase de tránsito.
En lapso que sita en pleno trance: separando mente de materia.
Pura paradoja de mí mismo pues no hay mente sin materia que la sustente.
Pero lo intento.
Siento que migro desde la absoluta inexistencia a una completa desaparición.
Que me diluyo entre los minutos del tiempo y el solvente del espacio
cada día más vacío.

Visto así, soy un emigrante, por tanto.
De mi yo de ayer al no sé de hoy.
Soy un intruso en mi hogar, un ocupa en el trabajo, un apestado en la sociedad
de desplazados. Nueva forma de llamar a los expulsados
en la gran era de los eufemismos y los discursos fatuos.

Siento que he cruzado la frontera por el paso más estrecho;  
ahí donde los animales salvajes no se atreven a mirar:
caída en vertical hacia el vacío ansía tragarse a cualquier desafortunado
en un trance o un traspiés.
Sé que me alejo de un ser que no era nadie para disfrazarme de un Don Nadie.
También hay clases entre los desclasados,
extraoficialmente reconocidos como inclasificados.

Abandono mi aquel yo del inframundo
para no cubrir lugar alguno en este mundo al descubierto.
Me llaman ahora abandonado.
Renuncio al ser que no fui y abrazo con fervor este nuevo ser que no será.
No alumbrará idea alguna. No dará un salto en el tiempo.
No cruzará otra frontera que la delgada línea que separa la paz de la guerra.
Aquella paz que no era sino la antesala del duro conflicto que aguarda.

No dejo atrás sino cenizas de una vida consumida.
No hay delante sino polvo en un camino por este desierto de desesperados.
Muertos en la cuneta los fatigados,
huyendo por dunas sin fin los que nunca se rinden.
Arriba el sol como un incendio. Bajo los pies la arena como brasas.
Nuestro destino es arder. Arder y arder hasta desaparecer.

Estoy en ese momento de tránsito que me sacará de la nada
y no llevará a ningún sitio.

Y sin embargo, avanzo.


 © CHRISTOPHE CARO ALCALDE

RENUNCIA DEL SER. Y ESTAR

RENUNCIA DEL SER. Y ESTAR


Por no poder salir adelante van vendiéndolo todo,
comenzando por los grandes sueños.
Los mejores a precio de saldo; los malos hubo que regalarlos:
para que otros más listos cambiándolos de envoltorio
sacaran tajada de ellos.

Después fueron los muebles: pocas pertenencias malas su mayoría.
Valor el sentimental: de haberlas construido en el mejor de los casos.
Con sacrificio y sus manos.

La casa no les dio tiempo: antes de pensar en vender ya se la habían quitado.
En la calle de cuatro patas tuvieron que pensar en sus hijos.
La forma menos cruenta de deshacerse de ellos.
Fue en el mercado de abastos:
un mayorista sin clase y trampas de categoría los compró a bajo precio.
Subastarlos como ternera quería: Categoría-1ª.
Rápido los colocó que hambrientos hay muchos pero los de carne humana
quienes mejor pagan. Disimulando juran que es de ternera.

Seguido les quitaron las ropas, que otra cosa ajena al cuerpo no había.
Tratándolas no más que lo justo un buen traficante de desechos
las despachó como trapos de cocina. Pues aunque parezca mentira
lugares quedan donde todavía se cocina.
Ahí acabaron los dos: mansamente permitiéronse descuartizar.

En vivo les arrancaron la piel, para no dañar el producto
y hacer buenos tambores de fiesta.
Después las manos y pies: trofeos en urnas de acaudalados.
Las cabezas para los perros. No hay quien soporte esa mirada de degollado.
Las vísceras para gatos y cangrejos.
Aunque la grasa era poca fundida salió un tarrito de crema:
con que untarse la cara y rellenar las arrugas. Apta sólo
para muy muy señoras.
Con la carne una gran parrillada. Entre amigos exclusivos.
Vuelta y vuelta, no churrascada.

Cumplieron al final su objetivo: compartir mesa con la clase alta.
Ya que no pudieron ser, al menos supieron estar.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

jueves, 23 de mayo de 2013

GOTA FRÍA


GOTA FRÍA


Vivimos como nos dejan malvivimos como podemos.
En solitario remamos nuestras balsitas de goma:
una y otra vez volcadas por la tempestad de los tiempos.
Una y otra vez arriba que hay que aguantar casi ahogados.
Al final de la mirada el horizonte, que nunca alcanzamos.
En la distancia corta, las rocas contra las que, en caso de duda,
estrellarnos. No lo llames suicidio llámalo accidente que  
para el gobierno, es más conveniente.

Aplastada está nuestra insignificancia contra el parabrisas
del avión que traslada al poder supremo como dios en los cielos:
los que gobiernan el mundo lo observan desde su firmamento
y nunca pisan el suelo. Quizás por temor a caer muertos de espanto.

¿Y qué hacíamos nosotros ahí arriba?
Nos dijeron cuando niños que podíamos volar alto:
sólo era cuestión de esfuerzo.
Nos convencieron años más tarde de las oportunidades para todos
y los sueños posibles: sólo era cuestión de proponérselo.

Ya mayores, las legítimas ambiciones nos empujaron a volar alto:
otra vez el niño soñando a ser alguien queriendo ser grande
buscando su lugar en algún lugar alejado del mundo.
Ahí donde no hay nadie, quizás sí puedas ser alguien.

Es el espacio aéreo zona reservada:
para los que viajan en Jet que nos mean encima. Y a carcajadas nos gritan:
¡Eh, debéis estar contentos! ¡Mirad, por fin llueve!

Sobrevivimos como podemos tragamos lo que nos cae.
Bebemos alegres esta lluvia del cielo.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

MEDICINA HOLÍSTICA


MEDICINA HOLÍSTICA 


Varios días después de verte deambular por tu existencia
quizás arrepentida en tu rostro de tormento
he salido por fin de la impasibilidad de no saber qué hacer
con tanto sufrimiento. Que ni te cabe ni repartes.
No cabe en esto que quien reparte se queda la mejor parte
pues en dolores nunca segundas partes, ni primeras, fueron buenas.

En un arranque corto de inspiración breve
he dado con la cura para aquello que te aflige.
Que te pesa como la angustia y te agota como la pena.

La solución está aquí. Ven, mi amor.
Reposa tu cabeza en este recodo del cuello.
Al abrigo de la persistente lluvia rutinaria.
La llamo medicina de hombro. No tiene contraindicaciones y sí,
beneficiosos efectos secundarios.
Date una sobredosis de cariño en este refugio cálido, pacífico, y sencillo.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

NEGRO SOBRE BLANCO


NEGRO SOBRE BLANCO


Pasa rápido la página de ayer. Dale la vuelta.
Aplástala con rabia sobre el montón de otro millón de páginas escritas.
Garabateadas con la pesadilla diaria,
sucias de alcohol babas mentiras o sexo.
Manuscritas de intenciones, subrayadas de ambición.
Perfumadas de ilusión. Lloradas de desamor. Vacías de abandono.
Rotas de engaños. Con notas al margen de decepciones.

Pasa la página de ayer para escribir otra nueva donde enmendar los errores.
Pedir perdón por los insultos. Arreglar si es posible los fracasos.
Vuelve la hoja con la decisión de los valientes.
No lamentes el pasado que ese, ese sí que está ya escrito:
con tinta indeleble de una vida que transcurre gota a gota.
De lágrimas y sangre.
Todo intento por cambiarlo será mentira. Cualquier esfuerzo, vano.

Torna y olvida la página de ayer no desesperes si fue un fracaso.
Otro fracaso.
No temas al papel blanco cuando es de hoy: que todo resta por hacer.

Preocúpate, eso sí, espabila despierta reacciona
si la página que ves sin tacha, y blanca,
es la de ayer.


  

© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

jueves, 16 de mayo de 2013

LOS TIEMPOS ESTÁN CAMBIANDO


LOS TIEMPOS ESTÁN CAMBIANDO


Un globo
Dos globos
Tres globos.

Pin pan pun todos a tomar por saco.

La Rana Gustavo colgada de un árbol:
por las dos patas ella por el cuello los amigos.

El Monstruo de las Galletas:
se atragantó un día y hoy vive asustado en un fondo de cueva.
Come gusanos arañas cucarachas y todos los bichos que encuentra.
Está sordo como una tapia, como tapia de cueva,
y gordo como no imaginas.
Será por el cambio de dieta, rica en proteínas, o porque envejecer le va mal.

Epi y Blas saltaron por fin del armario. Desde él se lanzó Blas contra Epi
con el salto de la rana quizás de la Rana Gustavo.
O puede que fuera un sapo.
Otro más que salió rana.

No es lo que piensas no fue para sodomizarle. Sólo lo estranguló.
Con sus manos de rugoso fieltro.
Y es que ya no podía con aquel tonto compañero de cuarto. Sí, al final,
también lo sodomizó.
Niega que fuera por vicio lo que buscaba es venganza.

Óscar the Grouch está más de moda que nunca.
Se anticipó a su tiempo cuando eligió vivir entre tanta basura.
Piensa iniciar campaña para llegar a presidente:
presidente de toda esa gente que no tiene,
a diferencia de él,
ni un cubo donde meterse.

Juan Olvido sigue en un sanatorio. Para terminales de Alzheimer.
Que sanarlo no lo sanarán nunca pero paga buen pico por ello.
Dicen los que le atienden que a veces recuerda esos años,
de bocadillos con chorizo y tortas de nocilla,
también más de un tortazo a tiempo,
cuando tan sólo parecía un mal sueño
que el tiempo nos cambiaría tanto.




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

ÁLBUM


ÁLBUM


Si cuando ojeas tu álbum de recuerdos
ya no ves sino fotos de muertos
piensa que tal vez sea porque ya va siendo hora
de que tú también hagas la maleta
y marchar.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE