miércoles, 15 de mayo de 2013

DESAYUNO CON DIAMANTES



DESAYUNO CON DIAMANTES


Soy un hombre de mi tiempo. Aunque si éste no me pertenece,
más bien es todo lo contrario, debiera decir de Su tiempo.

Reset: Soy un hombre del tiempo.
Tampoco. Llueva nieve haga frío calor truene vengo a significar lo mismo:
se escapa el tiempo.

Me rindo: Soy un hombre sin tiempo. Atemporal, tal vez moderno,
puede contemporáneo. Quién sabe. Lo intento.
Todo lo pruebo para no quedar obsoleto.

Desayuno leche de petróleo y tostadas con parafina.
Hago uno hora diaria de ejercicio metido en la rueda del mundo;
esa que sólo da vueltas sin llevar a ningún sitio.
Trabajo en una mina a contaminación abierta:
extraigo con mi buldócer mineral de litio para intoxicar las aguas.
Y reducir la población. Es mi altruista aportación
al control antiplagas, que tanto demanda el gobierno.

Tras diez horas de trabajos forzados quedo con los compañeros,
que no amigos,
y nos emborrachamos con aceite quemado.
El día de cobro hacemos un extra y esnifamos polvo de diamante,
comprado a sobreprecio en metalúrgicas Santa Águeda.
Cuando el dinero escasea, viene a ser el resto del mes,
nos conformamos con polvo de cemento.
Los más enganchados se inyectan viruta de tuerca,
pero les rompe las venas sin desintoxicación posible.

Pasamos la tarde entre chistes negros y comentarios ácidos:
debe ser por la tapa de hollín cubierta con salsa de silicona,
que regalan con la bebida.
O quizás por los bocatas de goma quemada que prepara la cocinera.
En extra de salsa lubricante por si hay quien se queda con hambre.
Ella es una mujer gruesa como el centeno y entrada en caries como los años.
Sabe lo que se hace, por tanto.

Al caer la noche, y cuando ya empezamos a vomitar sangre
como hidráulico de cajas automáticas,
la Policía Por Un Conflicto Sostenible nos detiene.
Amordazados con goma de neumático nos devuelve con asco
a cada uno a su hogar: en la barriada de las escombreras.
Chabolas de peregrinos obreros emigrantes y refugiados.

En ocasiones, hacemos juntos un fuego de campamento
que avivamos con nuestro aliento. Para matar El Tiempo.

Sí, soy un hombre de hoy.
Soy el hombre hidrocarburo.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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