DE LA GUARDA
Por fin.
Después de todo este tiempo
aburrido esperando.
De cartas, ¿recuerdas las
cartas? eran de papel, nunca respondidas.
De mensajes cerrados de
llamadas perdidas.
Después de todos los
paseos por tu barrio por mi parque por su bosque
a caballo en solitario.
De asistir a todos tus
actos de aplaudir en secreto tus gestos.
De ser testigo en tus
juicios de personarme en los eventos
que por encima del
resto del cartel de otra feria de vanidades
destacaban tu nombre.
De hablar de ti a los
amigos de preguntar por ti a los extraños.
De seguirte los pasos
callados los míos.
De llorar suplicar de
rodillas pedir
que sólo por una vez
abriendo esos ojos tus ojos negros negro arrebato
negro misterio, me veas
y aunque por error te fijes en mí.
De observarte de copiar
tu caminar tus ademanes y frases.
De ser tu sombra sin
que tu sombra lo note.
Tu protección en los
callejones por donde la curiosidad te adentra.
Tu reserva de
aparcamiento tu moneda suelta tu vela de espera.
Tu aventura inesperada
tu anónima nota tu ramo de flores casual.
Tu centro de mesa tu
salto de cama tu secreto de madrugada.
Tu deseo más claro tu
momento más íntimo no sé si diría perfecto.
Después de haber sido
todo y tú no saberlo, te he oído susurrar
en tus pesadillas y
sueños:
Te quiero.
Por fin al fin te oí
decir lo que más deseo, o deseé,
aunque cuando a la
mañana despiertes, nada recuerdes de esto.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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