TANGUILLO AMARGO
¿Y no habrá un momento
sublime,
entre todos los
momentos tristes,
que reponga el malestar
a su origen
cuando era acaso un
bienestar ficticio?
¿Y no habrá argentinita
querida un tango menos siniestro
con más pasión y menos
tormento
que podamos bailar sobre
esta traidora pista de aceite?
Sin caernos sin
rompernos.
¿Y tendremos que
recorrer millones de kilómetros
para no llegar a ningún
sitio? Y no lograr nada salvo el agotamiento.
También la desesperación.
No habrá más baile
chilenita hermosa de tus hermosuras sola.
Se fueron los músicos a
trabajar a las minas de carbón.
Para los hornos donde
la tiranía quema personas y se queda con sus bienes.
Incluidos pelo uñas
ojos y dientes.
Y no nos quedarán sino
los tropezones de los malditos
arrastrándose por el
resbaladizo suelo, antes con aceite ahora con la sangre
de los degollados ante
sus hijos.
Para que el miedo al
terror, el terror al pánico que provoca la barbarie,
no les deje combatir.
¿Y no habrá guyanesa mía
otra salida sino el incendio y la destrucción?
De todo y de todos
nosotros y ellos.
El final de esto conocido
para que, tal vez,
se haga sitio a un
nuevo principio.
¿Será ese, bahameña
linda,
el momento sublime que
tú y yo estamos esperando
y que es seguro ya no
veremos?
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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