viernes, 28 de diciembre de 2012

ALLURE



ALLURE


Que no que no que no me seduces con tus encantos
y por eso me llamas áspero.
Que ni me gustan esos encantos ni lo que haces o dices.
Que eres una gran mentira,
una farsa para encandilar a los machos: mal te montan bien te sirven.
Que hiciste de la vanidad virtud y de la seducción tu medio de vida.

Por no entrar yo en tu juego me miras con desconfianza.
Por mi desconfianza fue que no quise entrar en tu juego.
Y ahora me llamas rudo. Pronto seré grosero.
Mañana mismo,
cuando a tu baile de graduación ni asista ni te acompañe:
que del brazo esperabas que te llevase.
Y como princesa hermosa a tu paso todas se arrodillaran.
Antes de coronarte reina.

Reina de tu enjambre de bobos que no ven porque no quieren
y porque prefieren tu miel.
Azúcar que tú transformas y mojas los labios de todos.
Néctar que te trajeron de los secretos del mundo. Algunos,
en el intento murieron.
Por ellos nada lloraste que sólo tú eres trascendente.
Y no vayas a desmayarte.

Por no ser yo otro esclavo hoy me llamas tirano.
Tú, vanidosa egoísta narcisa. Que simulas un ala rota
para que te lleven y traigan.
Tú, bella de regalo, fingida de estratagema.
Pobrecita tú, desamparada tú, desavalida tú qué pena penita das:
a todos los que por eso que sólo son tus ardides se dejan así embaucar.
Embrujados y hechizados están.

Por no ser uno más me encuentras despreciable y ruin.
Por no pacer en tu huerto me llamas desapacible.
Porque con asco me miras y con sospechas me hablas.
Harás bien.

Aunque veo que la falta de costumbre,
te tiene desentrenada.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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