ALLURE
Que no que
no que no me seduces con tus encantos
y por eso
me llamas áspero.
Que ni me gustan
esos encantos ni lo que haces o dices.
Que eres
una gran mentira,
una farsa
para encandilar a los machos: mal te montan bien te sirven.
Que hiciste
de la vanidad virtud y de la seducción tu medio de vida.
Por no
entrar yo en tu juego me miras con desconfianza.
Por mi
desconfianza fue que no quise entrar en tu juego.
Y ahora me
llamas rudo. Pronto seré grosero.
Mañana mismo,
cuando a tu
baile de graduación ni asista ni te acompañe:
que del
brazo esperabas que te llevase.
Y como
princesa hermosa a tu paso todas se arrodillaran.
Antes de
coronarte reina.
Reina de tu
enjambre de bobos que no ven porque no quieren
y porque
prefieren tu miel.
Azúcar que
tú transformas y mojas los labios de todos.
Néctar que
te trajeron de los secretos del mundo. Algunos,
en el
intento murieron.
Por ellos
nada lloraste que sólo tú eres trascendente.
Y no vayas
a desmayarte.
Por no ser
yo otro esclavo hoy me llamas tirano.
Tú,
vanidosa egoísta narcisa. Que simulas un ala rota
para que te
lleven y traigan.
Tú, bella
de regalo, fingida de estratagema.
Pobrecita tú,
desamparada tú, desavalida tú qué pena penita das:
a todos los
que por eso que sólo son tus ardides se dejan así embaucar.
Embrujados y
hechizados están.
Por no ser
uno más me encuentras despreciable y ruin.
Por no
pacer en tu huerto me llamas desapacible.
Porque con asco
me miras y con sospechas me hablas.
Harás bien.
Aunque veo
que la falta de costumbre,
te tiene desentrenada.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
No hay comentarios:
Publicar un comentario