DÍA DE INAUGURACIÓN
A este agujero entre las
catacumbas del mundo
hemos venido los
aprendices de oficio.
-¿De qué oficio? -De ninguno.
-Vale, cojonudo.
Desventurados sin
fortuna y titiriteros de pueblo rebuscando entre la basura
de los útiles y
provechosos.
Profesionales y
trabajadores todos,
con horario laboral actividad
definida y respeto.
Lo más valorado aunque no
dé dinero.
Hemos sido llamados por
nosotros mismos:
otra vez el canto de sirena
encubierto
de que otro nuevo sueño
es posible.
Animados como estados a
creérnoslo todo
aquí hemos llegado
trotando. No:
corriendo.
Enganchándonos los
cordones pisándonos los zapatos.
En resumen: tropezando.
Cayendo.
Pero como este agujero
hay millones de ellos.
Será pues este viaje no
más que otra muesca en la culata.
Del alma.
Agotada que está de
tanto pegar tiros al aire:
del cielo nos caen las
balas.
Con el tiempo, todos
vamos muriendo sin encontrar ese espacio
fuera tal vez de esta
fosa,
que pudo, quizás, en
algún momento ser nuestro.
A este pozo de los
deseos mojados y los arrojados sueños hemos venido…
¿Para qué hemos venido?
Para sentirnos dentro una
vez más.
Ya se verá cómo
salimos.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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