PERDÓN POR LAS MOLESTIAS
Agrupado con carácter
de asfixia el comité anticrisis,
anticrisis del
gobierno,
ha acordado por unanimidad
y con unánime ánimo
las penúltimas medidas para
corregir los males de esta sociedad
de mal acostumbrados:
acostumbrados a
trabajar a pagar impuestos a adquirir derechos.
Y lo peor: percibirlos.
En el ánimo, ya dije
que alto, del gabinete
de cuentistas
faranduleros soplagaitas y leguleyos,
perdón a los hemanos
Grimm las primas folclóricas
el batallón de San
Patricio y mi cuñada la picapleitos,
está la intención
seguro que para ellos buena
de contrarrestar los
fraudes económicos a escala hemiplanetaria
con la centrifugación y
primera prensada en frío de trabajadores
de todos los pelajes buzos
corbatas batas y uniformes;
sin distinción aquí de
sexo raza credo edad o estado civil.
Y aprovechamiento máximo
del individuo y la individua pulpa incluida.
No me escupan los
huesos que me manchan el suelo,
y porque son
aprovechables con los disolventes adecuados.
No me griten ustedes no
me sean soeces no protesten no sean cobardes.
No se manifiesten no me
sean mediocres que la sedición se paga con cárcel,
indemnización previa al
estado donde tras cinco filas de sacos terreros
tres anillos de policías
y dos de militares
se refugia el gabinete
de marionetas haciéndose los valientes.
Nada que ver con el
Estado de las Cosas no se confundan
y pretendan concreción compromiso
y verdad. Para seguir.
No sean in-súbditos y
dejen ya de golpear a la cazuela
de sentarse en la acera
de acampar en la plaza nacional.
Dejen ya de reclamar al
gobernante y exigirle sus derechos.
Panda de cafres, ¿aún
no distinguen que no son sus derechos,
sino Los Suyos? Cámbiese
Suyos por Ellos.
Divinas majestades
pintorescos bufones escurridizos pajes,
todos con disfraz de
gobernante,
tiene este desfile de
impresentables y aplaudidos presentes insaciables.
Arrodíllese público
cateto gentío ingrato.
Sométase y deje de
joder con tantos derechos sociales. Y callen.
Callen de una puta vez
si es que pueden,
que si no hay peor astilla
que la de la propia madera
a ustedes la puta madre
que los parió seguro que al verlos escupió.
Cállense muertos de
hambre vivos para contarlo.
A los que mandan quieren
joder el tinglado.
Filtrada a la prensa más
sensacionalista histérica y vendida del momento
se publica en páginas
centrales el nuevo impuesto solidario
para ayudar a los que
ordenan y pueden a seguir en lo alto:
-Tasa antimendicidad
especial a todo aquel que pierda su trabajo.
-Peaje contra hundimiento
bursátil para quienes estén en edad de procrear
y lo hayan hecho. A los
que no, también.
Excepcionales los casos
excluidos de este canon con apellido ilustre
fortuna bien
consolidada nobles de herencia y gobernantes de antes y después.
-Arbitrio
arbitrariamente señalado a los sueños de dormidos y despiertos.
Que los sueños derivan
en ilusiones las ilusiones en anhelos éstos en exigencias:
ya queda el daño hecho.
Armado grande revuelo
con el último genial impuesto
convoca rueda de prensa
el pánfilo más títere panfletario
que las últimos lustros
de mala gobernanza se haya imaginado o visto.
Sus palabras aún
resuenan por los rincones y patios de escalera
de nuestra comunidad de
okupas y desocupados:
“Yo no quería me vi
obligado. En un ejercicio de responsabilidad,
el impuesto a los
sueños,
tendrá carácter
retroactivo. Y no será tan extraordinario.
Que los grandes
soñadores vivos, vayan pagando.
Mire usté, de los
muertos…
Paguen los hijos”.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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