Muchos de mis antipoemas tienen un punto autobiográfico, cruzando la exageración y haciendo herida en los defectos. Flagelando un perdón que nunca llega.
Este es uno de ellos.
CONTENIDO
Ha llegado el momento de hacer balance
de buscar en mis bolsillos.
En el maletín de viaje.
Lo que haya acumulado
Lo que más he valorado.
Ha llegado la hora de sincerarse
de decir la verdad sobre mis triunfos:
Acumulación de los fracasos.
De significar las pertenencias
y valorar las posesiones:
Ir y venir de este acumulativo inútil.
Las mentiras que he perseguido.
Todas las que me he contado, y defendido
Ha llegado el día para ser juzgado.
Dónde mi piedad, mi compasión.
Por qué si nunca quise perdonar
oculto ahora mi codicia, mi egoísmo, mi ruindad.
Siempre generoso en la mentira,
hábil en el silencio que no otorga.
Sordo ante las voces que reclaman
ciego a las manos huesudas y extendidas.
Ausente ante el dolor que me es ajeno,
fugado del compromiso solidario.
Qué fue de mis promesas
Dónde dejé la honestidad.
Cuándo perdí mi lealtad.
Ha llegado el día de hacer balance,
La hora última para ser juzgado.
Y condenado.
Condenado a seguir viviendo.
Viviéndome.
Condenado a no poder contar
Sino conmigo.
Kisses and huggings.
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