lunes, 25 de octubre de 2010

CUENTACUENTOS



CUENTACUENTOS


Creí que me querías. Que me querías de verdad.
Y sí, era de verdad:
me querías
ajusticiar.
Hacerme de tu vida,
loca descontrolada a cuatro patas
a cuatro patas arriba,
desaparecer.
Para no tener que perder.
Adversario muerto es adversario conquistado.
Adversario que deja de serlo.
Hágase la voluntad del invasor:
sin reglas leyes ni moral.
Sea el capricho del caprichoso al fin.
El fin que justifica todo medio
y con la arrolladora voluntad del que en su avance nada teme
partamos la vida del otro
también por medio.

Creí que me querías
como creí los venenos que me contabas
contabas y cuentan que cuentas.
Creí porque yo sí quería
quería que me quisieras, al menos un solo día.

Me han dicho que andas por sitios raros.
Que alguien se esconde a tu lado.
Pero que no vas de la mano.

Que ni subes ni bajas a los sitios que frecuentamos.
Que no entras ni sales del mundo que te atormenta.
Que vives a capricho
y que de capricho en capricho dilapidas tu tiempo y fortuna.

Me han dicho que no estás bonita, que el tiempo te ha machacado.
Será por el tiempo que tú machacaste
a los que había a tu lado.

Creí que me querías, hoy sé que era todo mentira.
Que yo era sólo un capricho.
Un abalorio más en tu collar de fantasía.
Y de tanto fantasear ya sólo ves en tu lado fantasmas.
Será porque por la vida, como uno de ellos te arrastras.

Yo que te creí persona, ahora me pareces un chiste.
Por mucho que tú te empeñes en darnos a todos pena
ya sólo eres un esperpento
de la sombra de tu imperio:
aquel que con tanto asco reinaste.

Me han dicho que te emborrachas
que por la calle cruzas pisando todas las rayas.
Rayas que por la nariz te metes.
Me han dicho que pareces un trapo, aunque sean caros y hermosos,
los trapos con que tú te vistes.

Me han dicho y me han contado

Nada que ya me importe.

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