lunes, 15 de febrero de 2010

OBSERVO



OBSERVO


Huyendo del bosque en llamas
he llegado a la orilla de este río sin vida.
Me detengo cansado de tanto correr.

Poblados cercanos aguardan paralizados
la llegada del incendio.
Urbanizaciones enteras levantadas en los años de la gran codicia
sucumbirán mudas al final de sus días.

Aquellos que no son sino carne de obrero,
muertos sin futuro y olvidado pasado,
sueñan despiertos con su justicia divina:
la solución regalada que cambie sus vidas.
Inconscientes productores de hijos en paro.

Te he visto dormir al pie del cementerio
quizás anhelando el momento de tu eterno descanso.
Quizás la lucidez que precede al suicidio.
Definitivo colectivo.

Hay una ventaja en que me sigan las llamas:
No debo vigilar mi retaguardia.

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