jueves, 10 de junio de 2010

POSTERGADO



POSTERGADO


Se escapa el tiempo como la vida
de las muñecas de un suicida:
gota a gota.

Todo se intentó para evitarlo.
Nada nos queda salvo la resignación:
última morada donde se ocultan los fracasados.

Aceptaremos humillados los golpes
los insultos, los cortes.
Las heridas en el alma y en el pecho.
De lado a lado.

Se oyen tambores de tribus lejanas.
Es su llamada de difuntos.
A este lado de la selva la sangría es aún mayor.
Huye presuroso el gentío del resto del gentío.
Ha estallado la revolución de las clases suicidas:
las que nada pierden cuando pierden la vida.

Caerán los tiranos, los asesinos genocidas.
Con ellos su corte de alabanceros y mangantes.
Serán pasados a cuchillo los que antes fusilaban a las masas.
En masa.
Se regarán las calles con la sangre de los populistas,
demagogos y farsantes.
Sellado está su destino.

Y el nuestro.

Por cada dictador muerto surgirán diez dispuestos.
Por cada ladrón, cien buscando una sola razón.
Por cada asesino, mil esperándote en el camino.

Nada cambia para los que al mundo entraron
por el lado equivocado de la vida.
Nacieron perdedores y morirán perdidos.
Es la esperanza el engaño de los ingenuos.

¡Corred! ¡Corred!

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