martes, 22 de junio de 2010

SANGRE EN LAS CALLES


SANGRE EN LAS CALLES


Cuando haya sangre en las calles, compra propiedades.
Es el momento.

Aliados empresarios y gobierno
han sumado su poder para acorralar al obrero.
Recortando en meses años de lucha, sudor lágrimas y celda,
por un trabajo digno. Por unas condiciones, más humanas.

Compra propiedades.

De reforma en reforma, laboral consentida sindical,
ha retrocedido el enemigo a su trinchera:
allí desde la cual aplasta a quien sólo ha hecho perder en esta guerra.
Despojados han quedado los soldados,
de bienes, derechos. Futuro.
En el trueque una mochila bien cargada:
de deudas, desencanto y mal presagio.
Piedras contra minas antipersonal.

Compra propiedades.

Surgirá de entre la masa del desengaño,
una voz demagoga y salvapatrias.
Que hará promesas de igualdad y libertad.
De justicia y revancha solidaria.

Compra propiedades.

Convencerá a los pueblos el enmascarado
con su mensaje visceral e incendiario.
Incendiarán ciudades al grito unánime de ha llegado nuestra hora.
Este tiempo ya nos pertenece.

De su mensaje serán ciertas tres cosas:
por los jóvenes muertos en el campo de batalla
habrá más bienestar a repartir entre los viejos.
Sobrará trabajo reconstruyendo las ciudades arrasadas.
Habiendo luchado por la misma meta y objetivos,
compartirán también la misma fosa de cal.
Presidentes, patronal.

Mostrará entonces su segunda piel el líder liberador.
Manipulador, estafador:
inútil toda la sangre derramada por inocentes y culpables.
Acabado con el poder repartido
será concentrado en uno solo.

Vende propiedades. Huye a otro lugar.
Y vuelta a empezar.

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