domingo, 6 de junio de 2010

TURISMO


TURISMO


Hoy me he caído del camello enfermo de mis obsesiones
He quedado tendido en Calle Realidad.

Sacudiéndome de encima las pesadillas que no me dejan vivir
he interrumpido bruscamente la vida pesadilla
de los que no pueden vivir.
Ni por ti ni por mi qué más da que da lo mismo.
Son tantas las emociones inútiles.

Harapientos mugrientos sedientos hambrientos.
Estafadores embaucadores aduladores.
Al final todos perdedores.

Trabajadores y vagos.
Adictos:
A la heroína y las heroínas a la jornada partida.
Las medicinas la gasolina. Al sexo no consentido.
La religión el dinero el juego. El juego del dinero.
Las telenovelas los concursos de madrugada los programas de cocina.
Los coleccionables sin final los cursos de idiomas.
Las huelgas a la japonesa las asociaciones de barrio. A rezar el rosario.
A la política camorrista a las consejerías de provincias. A las dietas de corporativos.
Y traficantes:
De todo lo anterior.

Amontonados en la acera están los cuerpos de parados y acelerados.
Los detenidos por capricho y la policía caprichosa.
Los curas pidiendo limosna las putas pidiendo amor los políticos pidiendo confianza.

Perdidos en la calle están todos los que no quieren estar.
Espiando desde los edificios:
de oficinas de lujo de áticos de lujo desde coches de lujo,
todos los que gracias a los que están en la calle en ella no están.

He roto mis cuerdas de tanto gritar pidiendo ayuda.

Me vuelvo a mi pesadilla dormida pues por serlo
al menos tiene un final cada día.

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