domingo, 5 de junio de 2011

DE QUERIDOS AMIGUITOS

DE QUERIDOS AMIGUITOS


Andaba yo algo afásico, un poco agnósico
y en pleno trance apoptósico
cuando surfeando por las olas de un temporal inconcluso
varada en una playa urbana te encontré.
Y aunque no nos conocíamos,
disconformes con la ausencia el uno del otro vivíamos.

Sonriente expectante y aunque vigilante confiada
iniciabas el siguiente capítulo de tu profundo cambio.
Escribiendo los primeros versos de tu vida hecha un poema.
Acaso un poema como el mío.

¿Hola dónde vas quieres ir donde yo voy?

Aclarados los puntos cruciales,
concretamos la alianza de proyectos y objetivos.
Sellamos el pacto de metas y destino
siguiendo, sin embargo, cada uno su camino.
Pero esta vez al mismo paso y, cómo evitarlo,
bien cogidos de la mano.
Ya tú sabes: empatados.
Ya yo sé, enroscados. En una helicoidal mil pies.
Tú subiendo 3´ - 5´. Yo bajando 5´- 3´.

Observador atento, pronto vi qué grande eres, Migdyrai,
ignoro si podré volar contigo. Igual altitud y ritmo.
Sorprendida, respondiste lo mismo.

¡No te escapes! ¡No me escapo!
Seamos clásicos, que ya somos contemporáneos.

Intercambiando las llaves de nuestro corazón con cerradura nueva
invadimos cada uno el hábitat del otro.
Ese lugar recóndito al que a veces se accede sin permiso.
No fue el caso. Nada hicimos sin el otro quererlo.
Nada que no fuera querernos. Dejarnos llevar por la corriente
apresurada o tranquila
de sucesos.
Pronto nos copiamos las recetas magistrales,
esas para ocasiones especiales.
Tú me diste oxitocina, yo te la devolví convertida en dopamina.
Abrazada con largas cadenas de endorfinas.

Turquesa es ahora esta metafase.
Embullados como estamos en nuestra agitación mitótica.
¿Te sobra alguna guanina?
Te la cambio por diez citosinas.

Anclada a mi membrana plasmática
inyectaste tu ADN contestatario.
Inconformista y contrarrevolucionario.
Medidas de contención y agitación.

Combinados tu ARN y el mío
se fundieron las mariposas de los cromosomas
en un solo suspiro.

No estamos aquí para pasar el tiempo
pero sí haremos que el tiempo pase al paso que queramos.
Llenándolo de sentido y contenido.
Y no será necesario fugarse a Madagascar.

¡No te escapes! ¡No me escapo!
Seamos clásicos, que ya somos contemporáneos.

La voluntad de ser tú misma te trajo a este lugar.
Un dieciocho de enero, nada menos.
Hasta mí la necesidad de no querer hacerlo sola.
Y si todos sabían cuán inteligente eras, Migdyrai,
ahora que a mí me elegiste,
ya ven que mucho más.

No se detuvo el tiempo en aquel tiempo.
Hemos ido venido construido conquistado. Amado.
A días llorado, pero no por culpa del otro.
Hemos hecho, deshecho. También rectificado.
Caminado a saltos, tropezones. En suma,
hemos vivido.
Qué somos sino dos personas y un destino.

No nos sentiremos culpables de arrastrar aquí
a todos los que están. Pues ya sabemos que sí son.
Como también son los que no están:
Margarita, Raudilio, Hilda.
Y ese otro millón de queridos amiguitos
que tú tienes repartidos por el mundo.
Que sois muy expansivos los cubanos
y la isla hace ya varias revoluciones que se os quedó pequeña.
A todos damos gracias. Que para algo fuimos bien nacidos.

¡No te escapes! ¡No me escapo!
Seamos clásicos, que ya somos contemporáneos.
Es por ello, ¡nos casamos!

Terminará el sol hoy su tango diario
como todos los días pero más arrebatado.
Cerrará la noche este prólogo breve de la larga novela
que por escribir nos queda:
a cuatro manos, párrafo tú párrafo yo.
Romántica tú quieres,
de aventuras yo busco.
No serán nuestros próximos cien años, de soledad.

Liberados del lastre que llaman mediocridad
apostado hemos con el as que somos en la manga del otro.
Jugado pues con ventaja esta nueva partida
de la vida que comienza cuando otras ya terminan.
La experiencia del adulto en la ilusión del niño.

Tu mirada aprendizaje en un tiempo escéptico yo envidio.
Mirada que es serena yo codicio.
Nuestras manos temblorosas se calman cuando están emparejadas
y nos pasan los momentos envueltos en abrazos y en silencio.
Para oírnos lo que tenemos que contarnos
es mejor quedar callados lo sabemos.
El gozo intelectual de estar atentos,
y escucharnos.

Seré tus ojosa a falta de espejuelos.
Tu consejo en este mundo hostil mundo nuevo.
Serás la paz que necesito en los días de tormenta.
De tormento.
El consejo en este mundo hostil mundo nuevo.

Seremos lo que queramos buscamos merecemos.
Capítulos de entregas, por entregas.
Entregados.

¿He dicho ya que nos casamos?


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