MARIE MARIE
Marie tú eres llena de gracia
donosura caridad valor y fuerza
que a todo el que encuentras en sus labores ayudas
te das y te regalas.
Amplios son tu tiempo y gestos
mínimo lo que por derecho demandas.
Amplia tú eres entre todas las mujeres
inmensa cuando te observo entre tus menesteres.
Tantos que el tiempo no te alcanza como lo alcanzas tú:
lo mismo con verso rosa que con beso azul.
Aunque con humildad en él te escondes
no está tu sitio entre el público absorto,
porque absorto se queda cuando a él te diriges.
Es tu lugar en lo más alto
sobre la más bella mesa del más grande escenario.
Declamando con arte, pasión y arrebato
tus alegrías tus anhelos.
tu pena y tu dolor.
Pues no dejándolo salir no te dejabas vivir.
Vuelta estás ya de muchas cosas. De nuevo entera,
yo lo he visto.
¿Vuelta estás tú, no será que he vuelto yo?
Será tal vez los dos.
Distintos son, pero siente cada uno su dolor como el peor.
Manos para salir adelante
Ojos para mirar al futuro
Corazón para querer y comprender
No otra cosa podemos pedir.
Marie tú eres de gracia, tal vez de rabia
para morder a la vida el bocado que por justicia
llámala poética, no la llames divina,
de él eres digna.
Marie tú eres hoy llena de canas
que con orgullo ondeas contra el viento que más castiga.
Pero no habrá tornado que tu fortaleza doblegue:
ya de vuelta a la arena, esta vez será para quedarte.
Marie tú eres llena de sabia.
De sabia que sabios hace a quienes del sufrimiento aprenden,
lo superan. Se fortalecen.
Sabia por tus venas de gladiador corre
que a muerte contra la muerte lucha:
vencido has.
De vida quedas ahora llena.
No sea sólo para darla, también debes disfrutarla.
Apostaré por ti en la próxima subasta.
Esa que la vida, a saltos entre azar y destino,
de cuando en cuando dispone.
Sin darnos nunca tiempo suficiente a disponernos.
Pues a gobernar nuestro rumbo no parece que sepamos
ni podemos.
Polen somos a capricho esparcido por el viento:
cundo las hadas quieren, germinamos.
Envidioso y paciente esperaré a verte crecer y florecer.
Conquistar por fin y para siempre el territorio
que nunca más te será negado.
Apostaré por ti, sí.
Ni me llames amigo, ni soy un temerario.
Es a valor seguro.
Es por la satisfacción de haber estado,
aún a ratitos, aún escondido entre el gentío que te sigue entusiasmado,
a tu lado.
Un día, mirando atrás a mi tiempo ya perdido,
mi insignificancia se crecerá con el orgullo
de haberte un día conocido:
llena siempre, de dulzura,
a veces candor, nunca impostura,
sin igual pasión.
Llena de ti.
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