miércoles, 28 de diciembre de 2011

RÍO QUE SUENA


RÍO QUE SUENA


Ni que decir tiene que esto no era lo pactado:
tú aquí yo allí los dos en ningún sitio.
Ni que el trato hecho haya dado ningún resultado.
Solo malo.
Tendremos que asumir
que si bien puede que seamos el uno para el otro
no parece que estemos en el lugar adecuado.
Ni vivamos en el momento propicio.

Dejaremos, pues, los proyectos aparcados
Los compromisos adquiridos serán papel mojado
De la responsabilidad compartida,
ante la familia las instituciones el estado,
emanarán consecuencias de difícil solución.
No en vano, estamos ya cada uno por su lado.

Trato aparte merece de las ganancias el reparto,
la adjudicación equitativa de lo que no se puede dividir.
Trocear la sustancia indisoluble que un día fueron nuestros sueños.
Parece un imposible fragmentar lo inmaterial,
qué idea fue tuya, cuál era mía,
de las que unidas nació un avance nuevo.
Un salto importante hacia adelante.
Hoy, que ya hemos dado este triple mortal,
y para atrás.

No se me ocurren soluciones ante la disyuntiva planteada
no sé cómo seguir ni si seguir
ni puedo darte un consejo a este respecto.
Habida cuenta de que ha quedado este largo tiempo demostrado
que no soy yo tu consejero perfecto.

De lo dicho hasta hoy mejor será olvidarlo.
De lo hecho, también.
De lo no hecho, alegrarnos:
por cada intención no concluida, un problema menos.
Y si bien se abre un nuevo horizonte ante nosotros,
mejor mirar cada uno hacia su norte,
y no vernos.
No quisiera yo malas interpretaciones
que ya fuimos sobrados de malos entendidos.

En cuanto al día de mañana
adivinarlo no podemos. E imaginarlo no quiero.
¡Fueron tantas las cosas que pensé y nunca ocurrieron!
Con resignación y desgana me dejaré llevar por la corriente
sin luchar por alcanzar ninguna orilla.
Nadaré lo mínimo necesario, para no ahogarme.
Aunque también tengo dudas en esto
y quizás la solución esté en el fondo.
¡Tanto bregué contracorriente
como tanto me agoté y nada logré!
No me llames perdedor, ni derrotado;
tú, que sólo entiendes de cimas invertidas.
Algo sí cínico, y experimentado.

Por mi parte hasta aquí puedo llegar,
no cuentes conmigo en el futuro,
que yo ya sé que no podré contar contigo.
Lo mejor será, ya lo he dicho,
abandonarlo todo,
y olvidar.


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