BOOKS MODE
Desde que entré en modo bookstore,
la esfera del globo se ha reducido a las dimensiones del largo por ancho
en una infinita hoja de papel con usos múltiples.
Extraño e irreconocible es este mundo pendiente de ser rediseñado como un mal exprimidor.
-Sobran malas ideas y propuestas repetidas en el arte de diseñar soluciones necesarias. -
Las tramas tienen un nuevo significado y las composiciones ya no son diabluras de mal pensantes o manipuladores.
Aunque abstracto
hay un mensaje en estas tareas diarias en la construcción del nuevo hombre
en busca de sentido.
De su propio y único sentido.
Ya no regalo mi tiempo a los habituales mediocres e interesados que me rodeaban:
siempre un paso al frente en la primera fila de los abrazos. Por delante un beso por detrás otra traición.
“Tú que sabes… ¿Por qué no me haces esto? Cariño.” -Si es que eso -.
Es ahora que algunos bien intencionados,
algo faltos de entusiasmo y convicción pero plenos de esa frustración de la mediana edad,
entregan su diaria dosis de energía en mi solo beneficio.
-Nunca demasiada pero tampoco yo demandaba gran cosa;
siempre acostumbrado a lo contrario es lo que tiene.-
Beneficio que será personal, único, quién sabe si a explotar o explorar,
en esta tardía tal vez inútil,
forma de rearmar el muñeco que guarda mis alientos.
Desde que me autoexilié de mi estúpida y banal forma de ser y estar en la sociedad de los yoístas,
me he desprendido del enjambre que sólo se acercaba al jardín de mis ideas cada vez que alguna buena les faltaba.
Y esto era mucho y muchas veces.
Tantas que se llevaron buena parte de mi vida.
Olvidado era por razones de afecto, recordado sólo para casos de urgente e interesada necesidad.
Egoístas mentecatos ineptos torpes o definitivamente estúpidos, sabían de mí cuando algo en su minúsculo y pobre mundo se quebraba.
Y esto era mucho, y muchas veces.
Ya no más.
Ya lo ves cariño,
desde que hui de ese ser imbécil y perdido que conociste por los quebrantos de los años vacíos,
sólo tengo tiempo para mí.
Tampoco para ti, qué te creías.
No verás cuánto lo siento.
No, no lo verás. Y yo tampoco.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
No hay comentarios:
Publicar un comentario