TUYO ES
¿Dónde estás esposo mío,
que te miro y no te veo que te has ido y no te encuentro?
Que te siento como ausente como muerto.
Que no te siento ni me quieres ni acaso quieras
que yo te sienta.
¿Dónde te has ido esposo mío,
que no me tocas ni me besas ni que te toque dejas?
Ni te persiga con una promesa en la punta de mis labios.
Tan sencilla, tan sincera, tan tierna.
¿Por qué me rompes con tu silencio
esposo mío,
tú ajeno enajenado
de este lugar tan pequeño que habitamos?
Estrella mía apagada o escondida
que ya no muestras cada noche el camino que me queda
para llegar a esos brazos que eras tú.
Qué nube de indiferencia, de tuísmo,
forma tuya de nombrar al egoísmo,
te apartó de mí sin avisar.
Cuándo fue que echaste a andar que no me preparé,
no ya para retenerte que eso nunca pretendí
sino para de peregrina yo vestirme y,
sí también,
abandonar esta morada que poco atrás
perjuré que era tu hogar.
Ay amor esposo mío mírame por esta vez
que ya no lloro que no puedo
que otra vez no querré recomenzar para morir.
Te digo que hubo un tiempo yo te quise
y tú también.
Y hoy me dejas tan vacía.
Qué difícil será, ¡tan difícil!,
volver mis heridas a curar.
Vete. Vete si quieres nada me importa.
Sal como a ti te gusta por la puerta principal.
Yo lo haré, como a ti te gusta,
por la de atrás.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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