POLISATURADAS
Se preguntan las chismosas en sus círculos de cafetería,
repletas de bollos repletos de crema repletos de azúcar,
qué empujó a la muchacha de los ojos tan grandes como tristes
a arrojar la toalla.
A saltar del cuadrilátero donde aquellos que la malquerían
sin descanso la castigaban;
con toallas de algodón y agua veloces contra la piel
para no dejar pruebas de su tortura.
Por trece años una bruja déspota por ocho un amor sin consuelo.
Por siempre un vacío, uno de esos, que no tiene remedio.
Se preguntan por curiosidad se responden solo por hablar:
no interesa la verdad. Están ahí para chismorrear.
Y mientras ellas se empapuzan con grasas saturadas
la muchacha de los ojos tan grandes como tristes abandona,
para siempre por su bien,
esta ciudad.
Suelto el pelo las ataduras las mordazas.
Corre calle abajo lejos muy lejos
libre de compromisos de culpa de todos. De recuerdos
Libre al fin,
de cuanto la saturaba.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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