RAZÓN SOCIAL
Desde que me mudé al barrio mediocridad
vivo en un estado catártico.
Ojiplático y atávico soy ahora un ser monotemático.
Flemático cuando he de resolver rápido.
Apático cuando debo ser simpático; a veces,
rozo lo parasimpático:
el que milita en filas mercenarias
en lucha contra la amabilidad y el humor mágico.
Secuestro nobles intenciones
amordazo sonrisas
torturo alegrías infantiles.
Sí, y qué.
Lo hago por placer. Después, después también.
Aquí,
engrilletados los pies a la espantosa masa informe de la vulgaridad
no hay sitio para los románticos.
Y del mismo pesebre donde hozan los asnos comen los selváticos.
Es en esta gruta-casa de de los incompetentes y los necios
donde quedan pocas esperanzas de que,
por alguna razón inesperada o peregrina
se cuelen los rayos del sol de un cambio:
pirético mediático fantástico.
Qué más da si resulta errático esperpéntico estrábico lunático.
Pero cambio al fin, y al cámbico.
Desde que me mudé al barrio mediocridad
vivo en un estado hipnótico
cianótico metastásico afásico catapléjico traumático agónico.
O no estoy donde debiera
o si lo estoy yo no quisiera.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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