domingo, 3 de enero de 2016

RAZÓN SOCIAL



RAZÓN SOCIAL




Desde que me mudé al barrio mediocridad

vivo en un estado catártico.

Ojiplático y atávico soy ahora un ser monotemático.

Flemático cuando he de resolver rápido.

Apático cuando debo ser simpático; a veces,

rozo lo parasimpático:

el que milita en filas mercenarias

en lucha contra la amabilidad y el humor mágico.

Secuestro nobles intenciones

amordazo sonrisas

torturo alegrías infantiles.



Sí, y qué.

Lo hago por placer. Después, después también.



Aquí,

engrilletados los pies a la espantosa masa informe de la vulgaridad

no hay sitio para los románticos.

Y del mismo pesebre donde hozan los asnos comen los selváticos.



Es en esta gruta-casa de de los incompetentes y los necios

donde quedan pocas esperanzas de que,

por alguna razón inesperada o peregrina

se cuelen los rayos del sol de un cambio:

pirético mediático fantástico.

Qué más da si resulta errático esperpéntico estrábico lunático.

Pero cambio al fin, y al cámbico.



Desde que me mudé al barrio mediocridad

vivo en un estado hipnótico

cianótico metastásico afásico catapléjico traumático agónico.



O no estoy donde debiera

o si lo estoy yo no quisiera.






© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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