BOYS BOIS VOIS
Estuvimos bebiendo
-absenta -
y fumando -
-marihuana -
toda la noche.
Íbamos tras unas chicas que iban tras unos chicos que no éramos nosotros.
Error de apreciación de unas mentes mal calibradas por los estupefacientes y otras drogas más mundanas.
Uno del grupo solo bebía calimocho pero no se libró del sopor que acompaña a la idiotez de los enamorados enganchados.
A las drogas,
que aquellas chicas no eran para tanto ni estos chicos que menciono
estaban dispuestos a comprometerse un tanto.
Recuerdo el episodio porque no terminó como suele:
ellas cabalgando sobre sus desconocidos nosotros rumiando nuestra mala sombra contra la pared.
Por un quiebro absurdo o inesperado o quién sabe si merecido del destino
a todos nos detuvo la policía local.
A ellas por levantarse las faldas en la rotonda con la ecuestre del generalísimo.
A nosotros por hacer un calvo en grupo ante la fachada de los juzgados.
Al tomar declaración ante el secretario más tonto de la corporación
ellas afirmaron ser fieles seguidoras de los avatares de ese señor tan importante con cuerpo de bronce.
No convenció al agente y las encerraron sin contemplación.
A nosotros nos preguntaron si preferíamos piedra, papel o tijera.
Mi amigo eligió la piedra su amigo el papel yo la tijera.
El primero la metió en el papel del segundo y la arrojaron a la frente de un guardia.
Yo clavé la tijiera en el cuello del más alto y el secretario,
mudo de espanto,
no movió un músculo.
Una vez liberados nos jugamos a cara o cruz si debíamos libertar a las damas.
Salió cara, nos las llevamos.
La cruz fue soportarlas
las próximas catorce horas.
Desde entonces recuerdo aquella moraleja:
No vayas detrás de quien te huye:
seguramente será por algo.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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