SÓLO TÚ SOLITUDE
Y desde lo alto del cielo te caen los años como te arrojan las piedras.
De la muralla. Para que escapar del barro no puedas.
Para que no asciendas.
Es,
¿todavía no lo sabes?,
la voluntad popular la que te entierra.
El clamoroso rechazo de los mediocres para todo aquel
que brillar pueda.
Con luz propia no con luz ajena como hacen
desde esa masa de cuerpos incoloros y vulgares
los más randas:
manilargos de ideas ajenas y el trabajo de extranjeros.
Éstos retenidos por las leyes y mordazas
de todos los amigos de los randas.
Es su ley la ley de la mordaza,
que a todo el que diferente piensa, calla.
Y desde sus almenadas torres
insultos como aceite hirviendo y recelos en punta de flecha envenenada
sin tregua te lanzan.
Para que desfallecido y agotado de luchar contra los lerdos
al frente de adocenados combatientes
mudo te rindas.
Y te preguntas, con un susurro ahogado te preguntas,
hasta cuándo decidme sólo hasta cuándo
debo esto soportarlo.
Porque así, diluido en el éter donde erran los ausentes ignorados
desaparezcas entretanto.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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