miércoles, 2 de agosto de 2017

A WALKING CORPSE


"A WALKING CORPSE "







Por la calle Melquiades te vi pasar hace dos días.

Tanto has envejecido que me parecieron años.




Poco queda de ti en ese despojo de huesos que caminan con tu nombre

y tu rostro como pueden soportan.




Nada de lo que prometías ha cruzado el filtro tosco de tu historia.

Ser o no ser se funden en ti como dos gotas de vinagre,

en la cuenca vacía de tus actos sin nombre ni propósito ni enmienda.




A tu paso lento y sin sustancia,

ya no dejas como rastro de que vives ni a tu sombra:

huyó de tu perchero viejo al cumplir su primera comunión.

La de ella, no la tuya.

Estás aún por comulgar de todos los sacramentos inconclusos

que en absurdas promesas hiciste como burdas amenazas.




De ti al mundo hay un abismo que crece según menguas.

Tanto te has empequeñecido

que ayer te barrió el camión de la basura y nadie se enteró.

Hoy no se te echa de menos,

viejo camarada de los sin nada ni nadie.




Tú, que para los veinte ya te habías metido todo

a los cuarenta de todo te han metido y callas por si acaso:

has aprendido que siempre te pueden joder más y empeorar.




Guerrero sin coraje cobarde sin trinchera soldado sin ejército ni camaradas.

La vida es para los valientes y aún no te has enterado,

bribón bastardo.




A los cincuenta no te queda un hueso sin romper ni una cana que peinar.

Fuiste tipo frágil de estructura y voluntad.

El sol hoy fríe tu calva pero hay calma:

no se perderán buenas ideas en el ínterin de tu cremación.

Nadie en el mundo nada lamentará con tu desaparición.

No viviste, sólo fuiste un estorbo y barruntas con ser no más que una carga.




No hay sitio en esta baldía tierra para los nadie como tú,

y sin embargo,

sois tantos que no dejáis espacio para talentosos como algunos de los que fueron tus vecinos.




Pero éstos,

no son sino seres contra su voluntad anodinos.




Algún día diremos ya por qué.







© Christophe Caro Alcalde





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