I TAKE IT EASY
A veces, puede que cada día menos ya ni sé cuándo se dio la última mejor no se repita,
siento un leve impulso poca cosa no sé si llamarlo como tal
de arrancarme y decir a los demás qué pienso cómo pienso por qué lo pienso cuánto tiempo llevo ya pensándolo y si alguna vez volveré yo a pensar así.
Pero en el acto,
tibio flojo descreido irrelevante desanimado mustio
de arrancarme a contar estas y otras mayores verdades como arcadas de catedral,
suele invadirme un nosequé propio de seres más inteligentes que yo
-sí, reconozco que ésto en fin no es tan difícil -
y en el antepenúltimo momento me arrepiento.
Visto el hecho después con la perspectiva del tiempo corto, apenas dos minutos bastan para analizar con frialdad castrense la situación,
me doy cuenta del grave error que cerca estuve de cometer.
Ni ellos querían saber
Ni yo tener que responder.
Los arranques de sinceridad,
aunque breves y esporádicos,
no dejan de ser una práctica malsana que se retroalimenta y como boomerang vuelve,
feliz a partirte la cara.
Mejor evitar este tipo de riegos innecesarios.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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