MIRADAS i
La mujer, ella, mira al marido
Con dulzura, pena, resignación.
El marido, él, no le mira siquiera
Con amargura, indiferencia, hastío.
Ella, sin decirlo, le pide
Que no beba, sea esta la última copa.
Él, con desprecio, le exige
Que le olvide, no será esta su última copa.
Ella se abandona al fatalismo
Él se entrega al egoísmo.
Berenice, ella, vivió más de cien años
Gelasio, él, le recortó más de treinta.
Aún así, no supo ella ser feliz.
Aún con todo, rió él hasta el último día.
Tan preciosos los momentos que nos quedan.
Tan escasos los buenos ratos que nos valen.
¡Cómo vuelan!
Espejismos en la barra de un bar.
Dimorfismos en el sueño de la realidad.
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