SALDOS. HALLAZGOS
Conocía a Marie en un outlet
De corazones rotos.
Ofertas especiales por defecto, abolladuras.
Maltrato.
Simposio extraordinario al que acudí por azar.
No sospeché que ya estaba mi reserva:
centro de cuidados intensivos para novatos.
Marie era reincidente
De ahí su experiencia.
Yo, ya lo he dicho, caí por accidente.
De ahí mi inexperiencia.
Una taza de jengibre nos presentó:
la derramé.
Por torpeza.
Ella no se enfadó.
Por comprensión.
Acostumbrado a los reproches
Marie me conquistó con lo contrario:
su ausencia.
Desconcertado y perdido
no me aparté de su lado.
Marie ofreció seguridad
a mi primer fin de semana en los casinos.
Yo apostaba sin sentido.
Ella susurró:
apuesta por mi.
¡Yo¡, soy tu apuesta segura.
Dudé, no podía ser tan fácil
Que se aliara la fortuna.
Perdí el tiempo y las ganancias.
Salvo la última moneda:
Diez y Rojo.
Miró Marie en silencio:
nada me pidió.
¡Diez y Rojo por Marie!
Ella me entregó el premio satisfecha:
Con la mirada dulce y pacífica
Con la sonrisa sabia de quien combatió
Y perdió.
Dijo:
No es dinero el gran premio que te ofrezco.
Es un corazón nuevo.
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