jueves, 4 de junio de 2009

PÍO. PÍO

PÍO. PÍO

Mr. Pío fue expulsado del nido.
Sus dos hermanos queridos.

Joven para volar
corrió ante cada peligro.
Endureció sus patas.

Hambriento, buscó comida.
Joven para cazar
se alimentó de raíces y hojas.
Endureció su estómago.

Aislado, buscó compañía.
Joven para seguir al grupo
vivió el mundo en solitario.
Endureció su mente.

Pasó el tiempo, creció Pío.
Antes que ninguno, ¡voló!
¡Aprendió a despegarse del mundo!

Con sus fuertes alas
alcanzaba fácilmente la presa.
Con sus fuertes patas atrapaba la pieza más grande.
Con su fuerte estómago la digería rápido.

Y creció más.
Se hizo fuerte. Asombró.
En una bandada se reclutó.
Su mente endurecida conquistó el liderazgo.

Llegó el invierno y migraron al sur.
Los estómagos sensibles desfallecieron primero:
Desnutrición.
Exhaustos, cayeron al suelo.

Una dura tormenta quebró alas y colas:
Los asténicos.
Otros tantos, cayeron.

Refugiados en copas de árboles
El viento salvaje sacudió troncos y ramas.
Débiles patas no la soportaron.
Otros tantos, también cayeron.

Mr. Pío creyó ver a sus hermanos.
Queridos.
Nada hizo por ellos.

Mr. Pío vivió muchos años.
Fue un líder valiente y sensato.

No todo supo vencer:
Gobernó en solitario.

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