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lunes, 12 de octubre de 2009
38ª PÁGINA DE MI NOVELA "EL AMOR ES ROJO PASIÓN". Disponible en www.bubok.com
normalmente, una persona despierta. El mundo estaba lleno de imbéciles a los que ni siquiera ver un cerdo volar les llamaba la atención.
- Sí. Estaba harta de las mechas. Ahora quiero mi color natural.
Ella había reencontrado el equilibrio y el tono ya no era tan agresivo. Sus estados de ánimo cambiaban con demasiada facilidad y a cada pregunta, a cada respuesta, un sinfín de alternativas se presentaba. Verdaderos laberintos emocionales; auténticas galaxias de sentimientos cruzándose y chocando entre sí en un universo de posibilidades. Liberando ingentes cantidades de energía y modificando el rumbo de las ideas de forma permanente e imprevisible.
- Me gusta el negro. Odio el rubio de bote, el pelirrojo de bote. Odio el bote en general.
- ¿Y el negro de bote? –preguntó ella quisquillosamente y cuestionándose si “odio” era una de las palabras favoritas de su vocabulario.
Augusto dudó antes de contestar; cómo no iba a hacerlo. ¿Había otra trampa en esa pregunta? Seguro. Pero, ¿no acababa de decir que ése era su color natural? ¿Por qué, entonces, mostrar esa actitud ofensiva? Como no acababa de dar con la clave optó por tirar por la calle de en medio.
- Si no se nota mucho... El problema es que la mayoría de los tintes descubren enseguida el color auténtico del pelo en la raíz. Pero si es negro esto no se nota tanto.
A esta respuesta balsámica poco había que objetar así que su pulso alterado volvió a calmarse. Sin embargo, añadió:
- No, te lo preguntaba porque, aunque mi pelo es negro, como antes tenía mechas caoba han tenido que teñírmelo de mi color para eliminarlas. Si no, hasta que desaparecen pasa mucho tiempo y ya me tenían frita.
Augusto disimuló su alivio bebiendo el último trago de cerveza. Esta vez no se había colado. Ella se fijó que bebía con la mano izquierda y supuso que era zurdo; reparó entonces en su accidente y le preguntó:
- ¿Qué tal tu brazo? Ni me he acordado, lo siento.
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