CARGA
HUECA
Aún quedan preguntas sin responder por ahí
sueltas
En ese lugar indefinido entre el deporte rural y el arte contemporáneo
de vanguardia
donde se dejan las preguntas. Se lanzan se
arrojan.
Se cuelgan se airean y se secan cuando no hay
una respuesta.
Pero no desaparecen.
Preguntas que preceden al silencio incómodo
cuando no se sabe qué decir.
Y al vacío que ese silencio nos deja
resonando por pasillos salones teatros auditorios
valles.
Preguntas fatales, letales para la esperanza.
Mortales de necesidad.
Queda por saber hasta dónde somos capaces de
resistir
Qué falta para que estalle la cólera
que en cada uno de nosotros sometida se haya
bajo las cadenas de la educación los
convencionalismos sociales las reglas morales
las ordenanzas municipales provinciales
estatales.
La corrección y el sentimiento de culpa.
La culpa, siempre presente la culpa.
Y los culpables, tan necesarios para que la
sociedad lave sus errores y crímenes. Crímenes contra la sociedad.
Todos el enemigo de todos.
La ira unida a la venganza dominarán el día:
unos llorarán, otros sangrarán. Otros morirán.
Conociendo ya el desenlace queda por saber qué
disparará el primer acto,
de protesta,
que resolverá a sangre y fuego lo que las
palabras no saben, ni pueden.
Hay conflictos que no se arreglan hablando,
sino matando.
Este tiempo es ese tiempo.
¿Qué nos vació tanto por dentro
que hoy solo somos carne hueca?
A punto de explotar.
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