RELOJES
Siempre tuve problemas con el tiempo.
Con el paso sin descanso del tiempo.
El proceso que convierte respirar latir en
segundos minutos días.
Cómo se transforma el vaho del café en una cita
con prisas,
en una larga espera por la amada o una tarde
interminable.
Y olvidable con el tiempo: tiempo devorándose a
sí mismo.
Cuál es el milagro que hace de un on the rocks
una velada tan memorable como corta,
viva a pesar del tiempo.
Tiempo regalándose tiempo.
Y yo me digo,
en esas contadas ocasiones en que ganas de
decirme algo tengo,
y las muy escasas en que ese es un algo
interesante,
¿dónde se me fue hoy el tiempo?
¿Lo regalé o me lo robaron?
¿Qué le ocurrió al día de ayer, la semana
pasada o el año que está a punto de acabar?
Sin duda, la relatividad es una teoría
sorprendente.
¿He dicho sin duda en la misma frase que
relativo?
Qué contrariedad. Vuelvo:
Y certeramente relativa.
Otro oxímoron para colgar en la pared,
o en el libro guinnes de las citas prescindibles.
Con todo ello ya estamos atrapados en un bucle
de contexto indescifrable:
cómo es el tiempo que nos separa,
y el que me aleja de una realidad
incomprensible.
Perdón, quise decir incompresible, por aquello
de ahorrar espacio.
Y tiempo.
Einstein otra vez colándose por sus agujeros de
gusano a velocidades luz de vela.
Si una vela alumbra menos que el faro de la
costa,
¿será porque es su luz más lenta?
¿Qué vamos a hacer con el tiempo que pudiendo
ser no fue?
¿En qué baúl quedó escondido y con cuántas
llaves encerrado?
¿Era el baúl de los recuerdos o el olvido?
En ambos media el tiempo, qué si no.
¿Dónde van las realidades paralelas, los plan
B, las alternativas no usadas?
¿Dónde se guardan las variantes que no han sido
probadas?
¿Dónde las elecciones descartadas, las opciones
desechadas, las distintas disyuntivas?
El tiempo es una cremallera que se abre o se
cierra,
según el lado en el que estés.
Conviene no cazarse con ella.
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