viernes, 11 de abril de 2014

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte 131 (novela media)

-¡Creí que no te ibas a decidir nunca!

Ambos se abrazan con fuerza y lo que ahora se empotran son sus lenguas. Anilladas como dos caracoles en la concha íntima de sus bocas. Inundadas por un torrente no de saliva, sino de pasión. El vértigo el escalofrío el rubor el azoramiento la tensión la incontinencia la violencia del primer beso liberado entre los amantes repentinos. Nada lo supera y no habrá otro beso que le iguale. Su primer beso, el disparador de todas las emociones como el primer sexo. Un primer beso explorador intrusivo invasivo inexcusable ingobernable conquistador arrasador con voluntad de dominación y pretensiones de repetición. El seísmo del primer beso sacude la plataforma de sus inseguridades como un niño baila la gelatina. Y estremece como el suspense en la noche. Rompe la calma como piedra en el estanque. No se volverá a repetir.

-Ven aquí –ordena Charlotte.


Ella alza el toldo del bote de emergencias más cercano y ambos se cuelan dentro. Era la situación una emergencia, entre remos flotadores salvavidas botellas de agua chubasqueros de cuerpo entero un estuche de bengalas con su pistola. Faltaban las linternas y la ropa de abrigo, pero a los efectos no importaba, salvo porque tuvieron que extender los chubasqueros y su propia ropa para acolchar el duro suelo de madera. Ella se desnudó primero y a él casi le arranca la ropa antes de tirarlo al suelo. 




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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