lunes, 18 de abril de 2016

SENDA QUE NOS LLEVA



SENDA QUE NOS LLEVA








Que no te confunda mi laberinto que es circunstancial,

sujeto que me observas sin verbo ni predicado ni predicamento.

No nací en él no siempre moré por él ni moriré en él.



No es mi intención permanecer aquí.



No te confundas sujeto pasivo: quién puso la cuerda

que deja pasar al que se dice cuerdo.

Quién controla su mente de todas las zozobras quién dice

que por estar ausente eres un demente.

Quién no siente miedo ante el diferente.



Quién es capaz de ser indiferente y para ocultarlo, miente.

Y aparta, si es posible esconde, a ese que tan solo es alguien divergente.

¿Eres tú también como Vicente y solo ves lo que ve la gente?



No te engañes sujeto inactivo que con ojos fríos ves en mí lo que te parece.

Tirando de esa misma cuerda no siempre concuerda con lo que sí es.

Pues, sabes tú, ¿de verdad lo sabes?, cuándo quién y por qué eres tú.

¿Qué momento de la noche y el día, de tus tristezas o tus alegrías

eres de verdad ese que dices ser tú?

Cuando te apasionas o te decepcionas cuando te ofuscas o te frustras o la ira

gobierna tu vida.



¿Cuál de estos estados de la materia, de tu materia gris e inmaterial ausencia,

te describe o te define o tal vez te caricaturiza.



Sí, ya ves sujeto asustado pasivo-inactivo con verbo torpe y erróneo predicado,

tú también eres uno de los nuestros tú que te creías uno y por tanto único,

eres simplemente varios complicadamente múltiple.

Eres, sí, y ya veo en ti de nuevo la mueca del miedo

otra personalidad múltiple otra sopa de letras que no alcanza a describirte

otra agitada multicapa clúster otra excitada descarga de sinapsis en tormenta eléctrica.

Otra batalla de ideas todas afirmando que es la más correcta.



Otro ser que no sabe quién es y por eso vaga y divaga y no encuentra

de su trampa la puerta.



Ven, ven aquí sujeto dormido o adormilado, por todas las convenciones

estandarizado,

y descubrirás que, esto que te digo, tiene todo el sentido:

que no estoy yo solo, en el laberinto.



Porque tú apareces, a renglón seguido.








© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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