REPERCUSIÓN
Harto del arte de meter tanto la pata sin gloria que lo compense
ni consuelo que lo soporte
he tomado una sabia decisión complementaria
que resolverá para siempre estos problemas de ajuste:
amputar ambos apéndices locomotores a la altura del tronco
para no caer más en el error.
Problemas de entendimiento con mi cirujano cáustico
llevaron a éste a seccionar los miembros indicados a la altura del tronco…
encefálico.
Tanto mejor:
eliminando cualquier posibilidad de acción
desaparece todo patrón que conlleve una intención.
El mundo es ahora un lugar más amable para todos.
Incluido yo.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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