DESPEDIDA SIN CIERRE
Ya veis, querida, que este casual encuentro
llega no por casualidad a su fin.
Ya veis, querida, que este casual encuentro
llega no por casualidad a su fin.
Que sugerente fue la propuesta
como hermosa la inesperada razón
que me condujo hasta aquí.
Pero, velero sin rumbo que soy,
por los vientos me dejo arrastrar
allí donde la corriente me estrelle.
Si el estrellato, también,
puede ser mi otro objetivo
nunca lo confesaré.
Te dejo por hoy sin saber por cuántos hoy será mi partida.
Pero deseo que la tuya partida,
de juego alegre o canalla o perverso o retorcido de esta
y otras jodidas vidas,
la ganes con una rotunda victoria.
Que la suerte te acompañe el tiempo más que suficiente.
Que el trabajo te llene lo justo pues siempre hay cosas más
importantes.
Que el dinero no sea una pesadilla que lastre. Tampoco una obsesión
que haga de la vida un imposible.
Que la salud del cuerpo aguante. Aguante las carencias del alma
y todo lo que el corazón sufre.
Que aparezca si quieres esa media, media... No ya no diré media
naranja que ya pasó el tiempo de esta cosecha.
Diremos medio pomelo por ser lo más parecido a esa media
que no se encuentra,
ni por voluntad propia rodando llega.
Que el desencanto no sea la habitual costumbre de mentar al pasado,
ni la resignada forma de vivir el presente.
Que vivir no siga siendo estar como ausente. De esta vida hecha
retazos del corazón pedazos de las entrañas... dolientes.
Que no esperes más para encontrar ese faro
que ilumine la costa
para orientar bien tu barco.
Porque así lo quieras no porque impuesto sea.
Que seas la que tomes el mando
del barco de la vida y el faro.
Prendiendo a éste fuego, si fuera necesario.
Pues las llamas alumbran igual que liberan.
Que hagas, ya, que escribas, desde ahora, que decidas,
para siempre desde este momento,
qué hilo de Ariadna
va a marcar tu destino.
Que sea lo que tenga que ser, bueno o malo está por conocer,
pero que consigas que sea.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
No hay comentarios:
Publicar un comentario