Tengo tengo tengo. Tú no tienes nada.
Tengo tres personas
en una cabaña.
La una me da amor la otra me da paz. La otra no da nada.
Por eso le doy hostias, para castigarla.
Debo compensarla por tanto desaire. Tanta burla y chanza.
Tanto oír de sus labios: ¡No me da la gana!
Y es que es muy arisca y muy mal mandada.
Que no me obedece ni a buenas ni a malas.
Por más que lo intento y, sin remordimientos,
le doy de comer en una palangana.
A veces pan y agua otras excrementos.
De los otros dos, socios de cautiverio.
Caídos los tres en una redada
dimos por bueno lo que no era nada.
Un poco de maría otro de farlopa; metidos en un bote
de leche condensada.
¡Bajo una pancarta de esto no es España!
Con todo no había ni para una merienda,
pero aquí dijimos que fue una gran redada.
Y gracias a esta burla de crimen y castigo
hemos ascendido los primeros del cuerpo.
Yo soy inspector mi inspector ahora es comisario.
El comisario de antes es el nuevo ministro
desde el interior.
Que no del interior
que lo que más le gusta es ser un topo para contarlo todo.
Y cobrar por ello del mejor postor.
Tengo tengo tengo
tenemos tres pringaos en el calabozo.
Durmiendo desnudos y sin calefacción.
Sobre el duro suelo todo de hormigón.
Se hará lo que se pueda para que entre unos y otros se quiten la vida.
Pues una vez resuelto el último delito
que no era de ellos pero así lo hemos prescrito
a nadie le importa que desaparezcan.
Más bien al contrario que esta sociedad de bienintencionados no quiere a esta chusma ni viva ni muerta.
Viva porque gasta muerta porque estorba.
No hay reproche más impertinente
que el que hacen los muertos desde sus comunes fosas.
Tengo tenemos tenéis tres granos en el culo que son estas tres personas.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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