HÍGADOS
Veinticinco años de no conocer otra cosa que el estudio
abandonaste los libros para escapar de la pesadilla de los exámenes.
Otros veinticinco más de trabajos forzados sin descanso
has aprendido que la verdadera pesadilla es el trabajo.
Hoy buscas a la quebrada edad de tanto y tantos
un remedio anteromortem a ese inmenso vacío que te ha dejado no ser otra cosa que repetición año tras año.
Como si alguna minucia de lo que en ese tiempo hiciste
reseña mereciese en algún canto de periódico.
Bien rehogados con el aliño agrio de la decepción,
los hígados te fríes hoy en una sartén.
Te iban a reventar de tanta bilis concentrada.
Pero no desesperes, cariño tuyo,
pues aún te quedan muchas vísceras por extraerte.
Por un tiempo, hambre no pasarás.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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