miércoles, 4 de marzo de 2009

DE TRENES Y PASOS

LA VÍA MUERTA

El tren
el andén
la gente.
Mucha gente.

Vine a decirte: ¡Adiós!
A despedirme con un beso.
Que no te olvidaré,
que vuelvas pronto.

Mi corazón se iba contigo.
Te escribiré, ¡todos los días!
Cartas de amor y de esperanza.
Te llamaré, ¡iré a buscarte!
Siempre que pueda.

Vine a ayudarte:
con tu maleta
tu paraguas,
tu abrigo y tu sombrero.
Con tus cosas.

Tus botas altas
tu pañuelo de seda
tu elegancia:
sofisticada y distante,
nunca vulgar.
¡La reina del andén!
Vine a decirte que te quería.
Temí perderte para siempre.

Por eso te empujé:
el tren estaba cerca
imposible evitarlo.

Las ruedas te cruzaron
como un cheque barrado:
por arriba y por abajo.
Tres hermosos trozos
todos rojos.

Tu pañuelo de seda
Deshilado.
Tu abrigo roto
tus botas... cortas.
Tu elegancia,
sofisticada y distante,
escurriendo por la piedra
sobre un lecho de traviesas.

Ya no te irás, me dije.
¡Serás para siempre mi reina!
El tren
El andén
La gente.
Mucha gente.

Y la vía muerta.

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