VÍCTIMAS
De la oligarquía empresarial, ávida de dinero.
Aunque a veces nos de el empleo.
De las fuerzas de seguridad,
que dejaron de dar hostias con la porra
para darlas con el talonario de las multas.
Aunque a veces rescaten nuestros hijos extraviados.
Ya en casa: escupitajo a la cara y portazo.
Que cada cual tiene su lado.
Víctimas de la tiranía de las leyes,
del imperio de la justicia,
del autoritarismo de los jueces.
Aunque a veces encarcelen a mi enemigo,
y ese día yo sí que respiro.
Víctimas de los poderes fácticos del estado.
Aunque a veces defiendan en los foros adecuados
que esta nación, que no es la mía,
es una a respetar en el mundo.
Víctimas de los políticos, de los otros,
por pensar distinto. Y decirlo.
Y de sus millones de votos,
por ejercer su derecho,
por no estar de acuerdo con el mío.
Víctimas de los emigrantes,
por venir a esta tierra, que sí es la mía.
Aunque levantaron mi nación aceptando los trabajos
que los puros, los del Rh negativo y el cráneo modelo,
no quisimos.
Víctimas de la Iglesia,
que no nos absolvió sin preguntarnos.
Que no nos perdonó sin penitencia.
Víctimas de la ira y del rencor.
Aunque esta vez, sea del nuestro.
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