PISANDO
Josefine era un tronco psicópata con más mala hostia que años.
Y ya había cumplido unos cuantos.
Habituada a los menosprecios,
menosprecios a los demás,
coleccionó flores marchitas:
corrompidas en la podredumbre de sus rencillas y odios.
Algún día darás con la horma de tu zapato
Te encontrarás lo que estás buscando
Alguien te cerrará la boca…
Murmuraban a sus espaldas con resquemor.
Letanía de cobarde que confía a otros su sed de venganza.
Venganza que es a veces justicia.
Tan improbable como que nuestros deseos se hagan realidad.
Josefine era un tronco psicópata que dejó tras de sí
un reguero de víctimas malheridas.
Marcadas, perdidas en el desconcierto de la incredulidad,
la inmoralidad y la injusticia.
Ella nunca obtuvo el perdón,
ni ellos su recompensa.
Ella ganó pues ni lo buscó ni le importó.
Los demás perdieron. Empezando por la confianza.
Cuando me toque volver a nacer,
quiero reencarnarme en un árbol.
O mejor en un tronco.
Tronco psicópata.
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