TOXIC
MAILING
Hemos
sellado los buzones de casa.
No queremos
saber nada de si algo tiene el mundo que decirnos.
Que al
mundo no le importamos y,
casi,
ni a
nosotros mismos.
Aquí no nos
dejen correo que en el papel cabe todo y,
sobre todo
lo que en el papel va escrito,
destacando las
malas noticias.
Lo que no
es factura es demanda. Lo que no,
pleito.
Cuando ni
lo uno ni lo otro, denuncia.
Y aunque
cayéndose está nuestra casa el estado viene a pedir ayuda.
Para ser
preciso, exigir. Que el estado pedir no pide:
impone sus
antojos con toda suerte de amenazas.
La suerte
que a los demás nos falta y que,
por estar
tan acaparada,
vienen a
por nosotros que quieren quitárnoslo todo.
Primero fue
el aviso luego vino la amenaza.
Después el
embargo de cuentas y por último lo que más queríamos:
ésta que
fue nuestra casa.
Así hasta que
nos arranquen la vida que con nuestro sufrimiento
construye
el poder la suya:
vida y casa.
Mansiones y
gran vida para unos pocos con los recortes de otros:
muñecos de
papel cartón para colorear y jugar en la escuela.
Pues qué
somos sino muñecos en la sala de juegos del mundo.
Pasa de
largo cartero, no te detengas cartera.
Que aquí
aunque lo parezca, vivir ya no vive nadie.
Que estamos
muertos que nada queremos saber de si al otro lado queda alguien.
Con quien
compartir el tiempo, éste que nos están quitando.
Dejadnos vivir
mundo hostil:
empezad por
olvidar el correo.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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