Oiga, estoy buscando un libro al que hace referencia Ortega y Gasset, pero llevo un rato mirando y no lo encuentro. ¿Puede decirme si lo tiene?
- ¿¡Si me dices cuál es!?
- ¡Ah! Claro. Se titula “El collar de la paloma”.
- ¡Uyyy! No sé. ¿Ese es de un tal Ibn Hazm o algo parecido, no?
- Sí, creo que sí.
- Voy a mirar, pero me suena que está descatalogado desde hace tiempo.
El librero, un hombre gordo, maleducado, con barba de tres días y al que el último oficio que le podía encajar en este mundo era el de regentar una librería, se alejó con desgana y rascándose paladinamente la nuca. Augusto le observaba, descubriendo en él la inconfundible muestra de desaseo y abandono en el trasero de sus pantalones vaqueros.
Caídos y desgastados hasta el extremo, delataban la despreocupación y abulia que ese hombre mostraba por todo; incluidos los clientes. Augusto, que sentía un odio visceral por los pantalones vaqueros, se preguntaba si tendrían ellos algo que ver en la desaparición de los libreros de toda la vida. <
En verdad, lo único que le atraía de esa tienda no era otra cosa que la música. Parecía que el dueño sí tenía para esto último el buen gusto que le faltaba con todo lo demás. Y para Augusto pensar en “El collar de la paloma” al tiempo que oía a Supertramp cantando “Even in the quietest moments” le producía una sensación místico-alucinógena que de alguna forma le enganchaba a aquella tienda que, por lo demás, no valía nada.Inmerso en este ditirambo de proporciones frenopáticas estaba él, meditando acerca de la indeterminada importancia de la tela vaquera en nuestra sociedad,
No hay comentarios:
Publicar un comentario