CARAMELO
Entre la niebla de edificios y museos
surgió Thérèse como un lienzo moderno.
Con su abrigo de paño rojo
de caramelo.
Con su pantalón vaquero.
Ceñido al cielo.
Baja en calorías. Sin azúcar.
Pizpireta como un ardilla.
Sonriente como una niña.
Parecía feliz.
Fue en la plaza Thyssen.
También ejercía de baronesa.
Femenina, presumida y coqueta
pude evitar los cruces de miradas:
no quise.
En cambio
la perseguí hasta desnudarla.
Dijo haber ido de compras.
Me mostró una bolsa llena
¡de corazones!
Por eso era feliz.
Arrebatada, ofreció:
Te daré uno si prometes no romperlo.
Entre sorprendido y rendido
Asentí.
Fui afortunado
Aún lo conservo.
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